El 2 de octubre de 2018, el saudí Jamal Khashoggi, periodista de 'The Washington Post', desapareció sin dejar rastro. Su prometida, la ciudadana turca Hatice Cengiz, le acompañó al consulado de Arabia Saudí en Estambul, donde iba a recoger sus papeles para contraer matrimonio. Sin embargo, él nunca salió de aquel edificio y ella nunca más volvió a verlo. Su desaparición adquirió pronto una dimensión internacional que Bryan Fogel recoge en el documental 'El disidente', una película que arroja luz acerca del asesinato de este periodista y que llega el próximo viernes 19 de marzo a Filmin.
El asesinato de Khashoggi lo convirtió en un "héroe" y demostró que "en Arabia Saudí, tener una opinión es un crimen", tal y como recoge uno de los testimonios de este documental, que tardó ocho meses en encontrar distribución en Estados Unidos, algo que, tal y como señalaron varios medios de comunicación, como The Hollywood Reporter o The New York Times, estaba relacionado con el temor de Hollywood a ofender al gobierno de Arabia Saudí. Además del testimonio de su prometida, esta cinta cuenta también con voces como la del disidente saudí Omar Abdulaziz, quien instalado en Canadá trabaja para luchar contra la desinformación del gobierno saudí en Internet, así como otros periodistas y fiscales relacionados con la investigación.
Los hechos que aquí se relatan son estremecedores. El servicio de inteligencia de Turquía tuvo acceso a la grabación sonora de su muerte y en esta cinta se recogen algunos extractos de la transcripción, según los cuales, a los diez minutos de entrar en el consulado, le taparon la boca y empezó a gritar y a emitir sonidos agudos mientras le asesinaban. Según las informaciones que llegaron a la prensa tras las primeras investigaciones, Khashoggi fue descuartizado y torturado, tal y como recogió entonces Vozpópuli.
Ahora, este documental aporta algunos datos adicionales que llevan a imaginar qué ocurrió a continuación. Tal y como aporta uno de los fiscales encargados de investigar este caso, el cadáver de Khashaggi fue desplazado del consulado a la residencia del cónsul. Esa noche, el consulado había encargado 30 kilos de carne a un buen restaurante de la ciudad, y el fiscal cree que fue usada para enmascarar el olor de un cadáver ardiendo en una barbacoa, que previamente había sido rebanado con una sierra de arco. Los detalles, tan escabrosos como uno pueda imaginar, son dignos de la película más terrorífica jamás contada.
Khashoggi, enemigo de su país
"La muerte de Khashoggi cambió todo", señala alguna de las voces de este documental, en el que varias personas señalan que su asesinato fue planificado y que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, estaba detrás, tal y como también apuntó la CIA en un primer momento. Del mismo modo, la ONU se involucró y decidió investigar al príncipe al comprobar que, de las 15 personas relacionadas con la muerte de Khashoggi, ocho de ellas llegaron en un jet privado con autorización diplomática y dos tenían un pasaporte diplomático.
¿Qué motivos había para que este periodista fuera asesinado de una manera tan cruel? Tras la primavera árabe, Jamal condenó la participación de su país con las fuerzas contrarrevolucionarias y criticó la oposición del régimen al cambio y a la democracia. A partir de ese momento, y tras más de tres décadas trabajando para el Gobierno, se convirtió en uno de sus enemigos. A los 60 años, se vio obligado a exiliarse y divorciarse de su mujer, ante la presión del gobierno saudí.
Aunque Jamal aplaudía la decisión del príncipe de acabar con la corrupción, entre otras medidas, criticaba que lo hacía al mismo tiempo que silenciaba a la población, motivo por el que se convirtió en un personaje incómodo para el príncipe.
He hecho una elección diferente, he dejado mi casa, mi familia, mi trabajo y alzo la voz. Hacer lo contrario sería traicionar a aquellos que languidecen en prisión"
"Fue doloroso para mí hace varios años cuando bastantes amigos fueron arrestados. No dije nada. No quería perder mi trabajo, ni mi libertad. Me preocupaba mi familia. Pero ahora he hecho una elección diferente, he dejado mi casa, mi familia, mi trabajo y alzo la voz. Hacer lo contrario sería traicionar a aquellos que languidecen en prisión", señaló en un artículo publicado en The Washington Post. Él estaba convencido de que se le trataba como un traidor y que por este motivo sufría ataques en las redes sociales. A partir de ese momento, dejó de ser solo un periodista para convertirse en un disidente.
Algunos de sus compañeros más cercanos lo describen en este documental como alguien con una sonrisa inocente de quien destacaba su "elemento humano". "Como periodista, él representa todos los ideales bonitos del periodismo, especialmente en nuestros países", señala el director gerente de Al Jazeera, Wadah Khanfar.
Sin embargo, y a pesar de sus buenas intenciones, en los meses previos a su asesinato, Khashoggi sufrió amenazas diarias. Este periodista era una víctima de las moscas: aquellas personas que contrataba el Gobierno para atacar con respuestas negativas a sus enemigos a través de las redes sociales y conseguir así que sus voces desaparecieran, algo que cobra mucha importancia especialmente en Arabia Saudí, donde el 80% de la población está en Twitter, todo un "parlamento".
Asesinato: un mensaje al mundo
Khashoggi nunca pensó en lo que le podría pasar a manos de un régimen que trata a sus ciudadanos "como esclavos", según señala aquí el director de Al Jazeera. La muerte de Khashoggi era en sí misma un mensaje al mundo y tenía que ser asesinado de forma que todo el mundo se enterase, porque si se asesinaba a Khashoggi con su estatus, ¿quién podría salvarse?
Las declaraciones de varios senadores estadounidenses, para quienes no había dudas acerca de la responsabilidad que tenía el príncipe en el asesinato del periodista saudí, contrastaban con la postura que tomó el entonces presidente estadounidense, Donald Trump. En esencia, tal y como recoge este documental, el expresidente era el único que no creía -al menos, públicamente- que el asesinato de Khashoggi había sido una orden del príncipe.
"¿Alguien cree que debería saber lo que tres millones de trabajadores del gobierno saudí hacen?", preguntó el príncipe en una entrevista, tras negar su responsabilidad en el asesinato. Recientemente, según un informe desclasificado de Estados Unidos, el asesinato sí fue encargado por el heredero del trono saudí.
Salustio Alvarado
El periodista árabe asesinado se llamaba جمال خاشقجي, la transliteración científica de cuyo nombre es Ǧamāl Ḫāšuqǧī. Lo de Jamal Khashoggi es la típica palurdada periodística anglosajona que no sirve ni para los que conocemos el alifato árabe, ni menos aún para los que no lo conocen.