Hay un nombre conocido en el denominado espacio del cambio en el que orbita Podemos que intervino en la semana fatal que culminó en el fiasco del registro de la coalición 'Por Andalucía' ante la Junta Electoral autonómica: el número dos Íñigo Errejón, Pedro de Palacio. Según fuentes de varios partidos conocedoras de las negociaciones, el secretario de organización de Más País tomó las riendas y desplazó a la líder regional, Esperanza Gómez. Fue él quien urdió el pacto entre los suyos e Izquierda Unida, su antiguo partido, para imponer a Inmaculada Nieto al frente de la candidatura. Fuentes de Más País, no obstante, indican que "las negociaciones las llevaron las propias organizaciones andaluzas".
Estas fuentes explican que durante los cinco días previos al cierre de la confluencia, la jefa de Más País Andalucía, Esperanza Gómez, "desapareció". "No contestaba mensaje ni devolvía llamadas", aseguran. El desembarco de Pedro de Palacio provocó varios cambios. El más palmario es que, de pronto, terminaron las suspicacias tradicionales de Más País hacia Izquierda Unida, un partido que el propio Errejón se encargó de desdeñar en 2016, cuando Podemos se abrió a ir juntos a las elecciones de junio de ese año.
Pero no solo. También se esfumó el conformismo del partido con estar en el frente amplio. De Palacio alimentó exigencias en puestos de salida. En síntesis, Más País e Izquierda Unida bordaron unas condiciones que pusieron difícil a Podemos mantenerse en el acuerdo. "Es un pacto a dos para que Podemos se apunte con desventajas obvias o para que rompa el acuerdo", explican las fuentes consultadas.
Una "humillación"
Luego vino todo lo demás. La mediación de la lideresa morada, Yolanda Díaz, en favor de Nieto y el "error material" de Izquierda Unida, que remitió el documento de conformación de la coalición sin Podemos. Algo que los morados, según fuentes de alto nivel del partido, siguen sin creerse demasiado.
Lo cierto es que esa entente entre Izquierda Unida y más País sentó muy mal en Podemos. El propio exlíder Pablo Iglesias, que puede decir en público todo lo que la dirección morada no puede, puso nombre al sentimiento que les atravesó: "humillación". Y para entenderlo basta con repasar el historial del número dos de Más País en política. Pedro Palacio empezó en Izquierda Unida. Era de quienes defendían la "complementariedad" electoral entre la nueva y vieja.
De Palacio terminó entrando en Podemos. Los morados, por aquel entonces, eran la izquierda sexy. Y llegó de la mano del filósofo Luis Alegre, miembro del primer Consejo Ciudadano elegido en la asamblea constituyente del partido. De Palacio logró un puesto de salida en las elecciones autonómicas y logró, en 2015, un escaño por Burgos en las Cortes de Castilla y León. Pero al poco, ese mismo año, se vio obligado a dimitir tras conocerse que, supuestamente, cometió un abuso en 2002, cuando era menor, a otra joven. En ese momento comenzó a trabajar para el partido "en funciones no públicas", según las fuentes consultadas.
De 'pablista' a 'errejonista'
Lo curioso es que él, entonces 'pablista' convencido, fue quien frenó la 'Operación Jaque Pastor', el incidente que conmocionó Podemos y que marcó el rumbo de Errejón. Cuando Pablo Iglesias se fue a ocupar su escaño de eurodiputado a Bruselas, decidió ceder el mando del partido a Errejón. Pero el hoy líder de Más País aprovechó para generar una estructura paralela de personal y recursos dispuesta a tumbar las estructuras oficiales del partido.
En aquella época, Iglesias y la hoy diputada de Más Madrid Tania Sánchez (procedente de Izquierda Unida) mantenían una relación. Pero cuando esta terminó, según estas mismas fuentes, Tania González, que se convirtió al 'errejonismo' convenció a De Palacio para que se pasara al equipo del hoy jefe de Más País. A partir de ese momento, el secretario de organización de Errejón se convirtió en uno de sus más firmes defensores junto a Rodrigo Amírola, hoy encargado del discurso de Yolanda Díaz, y Jorge Moruno, diputado de Más Madrid en la Asamblea.
Todo ese mar de relaciones personales enquistadas es el que debe permitir que el barco de la vicepresidenta segunda del Gobierno zarpe y llegue a buen puerto. Iglesias lo sabe. Sabe que lo que pasó en Andalucía es el mal camino. Y, por eso, soltó una bomba en los micrófonos de la Cadena Ser: "Si esto fuera un prólogo de lo que está por venir, podemos dar por muerto el proyecto de Yolanda Díaz. Esto no puede volver a pasar". Sumar no impide ser justo.
Mazarino
Personajillos de la nada.Puro cuento que a nadie interesan.