La ansiedad también se puede manifestar mientras estamos dormidos o a punto de hacerlo. ¿Alguna vez has sentido que te entra un hambre voraz al acostarte aunque hayas cenado bien horas antes? ¿Por qué hay ocasiones en las que tienes ganas de comer aunque no te hayas saltado ninguna comida durante el día? Es lo que se conoce como ansiedad nocturna.
Seguramente te preguntarás cómo es posible que si te cuidas todo el día comiendo de forma equilibrada y saludable, sin saltarte ninguna de las comidas recomendables, por qué por la noche sientes que el hambre llega a ti y no sabes qué hacer para saciarla. "Para entenderlo es importante saber que nuestra mente tiene dos funciones: o estar pensando o estar presente. Ya que no puede tener las dos, si tu mente está todo el tiempo pensando, no puede estar presente, y si la mente no está presente, es como si para ella no hubiera sucedido", nos explican desde la Escuela de Nutrición Emocional.
Por lo tanto, si estás todo el día con mil cosas en la cabeza mientras estás comiendo, incluso durante las horas de trabajo, frente al ordenador, respondiendo correos electrónicos… deberías preguntarte: ¿estás comiendo en exceso o para tu mente es como si no hubieras comido en todo el día? Además, deberías dar respuesta a otra pregunta si lo que sientes es ansiedad nocturna: ¿por la noche comes mucho más o realmente es el momento en el que te paras de verdad y te das cuenta de que estás comiendo y le dedicas ese poco tiempo a comer con consciencia?
Qué es la ansiedad nocturna
Cuando hablamos de ansiedad nocturna, no nos referimos a simplemente no dormir bien una noche, sino a un problema constante para poder conciliar con facilidad el sueño. “La ansiedad nocturna la pueden desencadenar múltiples factores que pueden estar relacionados con las emociones, factores psicológicos e incluso una mala nutrición”, nos dicen los expertos.
¿Cómo se produce la ansiedad de noche que nos provoca tener ganas de comer? “Esto depende del origen. Si el motivo es una mala nutrición, esto sucede porque cuando nuestras células no reciben todos los nutrientes necesarios para un correcto funcionamiento durante el día, su forma de comunicarnos la necesidad de nutrientes es a través de la ansiedad".
Incluso muchas veces vemos personas que comen mucha más comida de la que necesitan "pero no se trata de comida ‘real’, sino que suelen ser productos procesados, con lo cual, por mucha cantidad que se ingiera, si no le aportamos la energía necesaria al cuerpo aparece esta ansiedad como síntoma de que necesitamos nutrientes”, añaden.
Por eso, idealmente debemos elegir siempre alimentos naturales evitando los refinados y los procesados, para que nuestro organismo pueda contar con una amplia variedad de nutrientes.
Ahora bien, si esta ansiedad es por altos niveles de estrés y por problemas emocionales, “es importante observar esta ansiedad y ver qué la está produciendo, puesto que hablamos de sentir ansiedad pero no de qué está generando esa ansiedad".
La ansiedad "es un síntoma, con lo cual, entendemos que está el síntoma pero tenemos que conocer cuál es la causa que la está originando. Por ejemplo, el no saber gestionar la tristeza, la rabia, la frustración, el tener enfado, el tener temas pendientes con alguien de la familia o en el trabajo… Es importante descubrir cuál es la causa real de esta ansiedad y poder trabajarla desde ahí”, nos dicen desde la Escuela de Nutrición Emocional.
El hambre que llega inesperadamente durante la noche puede también producirse porque quizá estés acostumbrado a comer grandes cantidades de comida durante el día y, si restringes el consumo por la noche, es posible que sientas hambre debido a un desequilibrio en tus horarios de alimentación. Además, si no has comido lo suficiente durante el día o has realizado actividades físicas intensas, es posible que tus niveles de glucosa en sangre disminuyan por la noche, lo que puede causar sensación de hambre.
Cómo gestionar la ansiedad por la noche
Como nos explican los expertos, “en el fondo no es que se busque evitar la ansiedad, ya que es un síntoma, lo que buscamos es trabajar en las causas reales, con lo cual, en vez de querer reprimir esa ansiedad o erradicarla de nuestra vida, lo que hacemos es tomarla como una oportunidad para observarnos, ver qué nos está sucediendo y pasando en nuestra vida".
De esta manera "conseguiremos sanar nuestro interior, heridas de infancia, vivir de una forma más saludable y entender la importancia de confiar, de soltar. Más allá de pensar que el problema es la ansiedad, debemos pensar que es una oportunidad que nos está mostrando que en nuestra vida hay cosas que necesitan ser resueltas, de ser responsables de nuestro proceso y crecimiento”.
Pero para comenzar, si sientes esas ganas de comer irrefrenables durante la noche, los expertos nos dan una serie de pautas para comenzar a practicar una alimentación más equilibrada y saludable que también nos ayude a calmar esa ansiedad durante las noches:
1. Respira antes de comer. Tómate con calma cada comida, evita estar delante del ordenador o con el móvil en la mano. Céntrate en el aquí y ahora.
2. Respirar entre bocado y bocado. Hay personas que comen en dos minutos y luego vuelven a sus tareas y responsabilidades. Esto no beneficia ni a tu cuerpo ni a tu mente.
3. Centra tu atención en el momento presente. Desconecta en la medida de lo posible durante las comidas. Puedes aprovechar para meditar durante cinco minutos, es fácil y lo puedes hacer en cualquier lugar.
4. Siente los sabores, texturas y aromas de los alimentos. Disfruta de lo que estás comiendo, saboréalo.
Además, para controlar el hambre por la noche, asegúrate de comer comidas equilibradas y nutritivas durante el día para mantener niveles estables de glucosa en sangre. Evita comer en exceso durante la noche y trata de cenar al menos dos horas antes de acostarte. Establece también horarios regulares para tus comidas y snacks para ayudar a tu cuerpo a regular su apetito.
Puedes también practicar técnicas de relajación o meditación antes de dormir para ayudar a controlar los antojos nocturnos. Si el hambre persiste y afecta tu calidad de vida, considera consultar a un médico o nutricionista para obtener asesoramiento personalizado.