Tan peligroso puede ser no tener vacaciones como convertirlas en un auténtico maratón de actividades, cargados de estrés y con una libreta llena de cosas por hacer que nos puedan frustrar antes incluso de relajarnos.
Sabemos que no es fácil y que hay que dejar muchas cosas cerradas: desde el trabajo, donde dejar todo atado y bien atado, hasta la propia organización de nuestros días libres, pasando por saber cómo cuadrar agendas familiares, de amistades y, cómo no, qué hacer con los niños y encontrar un plan que guste a todos los públicos.
No tenemos tanto tiempo como queremos, ni tantos recursos y además tenemos que hacer encaje de bolillos para irnos, pero sobre todo no debemos permitir que los mismos fantasmas que nos atrapan durante el año hagan lo mismo en vacaciones.
Excederse en la organización, intentar abarcar demasiadas actividades o crear expectativas irreales o demasiados altas son errores clásicos en las vacaciones, impidiendo que descansemos y que la frustración porque los planes no salgan como estaban previstos se disparece.
A todo ello se suma la factura pasada por 2020 con un verano distinto si hablamos de salud mental, más aún cuando venimos de un escenario postpandémico con estrés, miedos, rupturas e incertidumbres. Los coletazos de la pandemia hacen que a 2021 le tengamos unas ganas especiales, para saber cómo maniobrar contactamos con las psicólogas de Instituto Centta, Candela Gómez de la Calzada y Paula Valero, que nos cuentan cómo tener un verano mentalmente saludable.
Los tres 'noes' del verano
Nuestro cuerpo pide un respiro y también, aunque es inevitable, demanda ciertas rutinas organizativas, pero no en exceso. Tan nociva puede ser la idealización del verano como el efecto contrario, tomándolo como algo completamente normal. "En este último año y medio, la tarea de desconectar se ha vuelto especialmente complicada: nuestra casa y el trabajo se hicieron uno", explican desde Centta.
"Es por ello especialmente importante buscar un momento de paz en nuestras vacaciones", prosiguen, marcando como primera pauta de un descanso saludable el hecho de que tengamos tiempo para nosotros mismos. Lo cual nos lleva a un segundo escalón: ¿qué es para nosotros descansar? "Actuar sin criterio e irse únicamente porque 'es lo que toca' hace más probable que tengamos dificultades para descansar", ejemplifican.
Esta clarividencia, sea como sea nuestro ocio, será la parte que nos permita alcanzar esa desconexión que aún así tiene ciertos enemigos habituales: la tecnología, encarnada en portátiles, tablets y smartphones. En cualquier caso, desde Centta recomiendan "priorizar la calidad de estos días de desconexión, frente a la cantidad".
Precaución tecnológica
Evidentemente, cada persona y trabajo es un mundo y no existe una fórmula mágica, pero sí ciertas pautas que puedan facilitarnos esa desconexión como aparcar el teléfono del trabajo cuando estemos en nuestro tiempo libre, silenciar el correo electrónico o directamente apagar el teléfono pueden ser magníficas formas de despedirse de esa fuente de estrés, el cual puede llegar a cronificarse. En cualquier caso aclaran que "la tecnología en sí misma no tiene por qué tener un papel negativo", sino que "depende del uso que se le dé", abogando por "quitar esas notificaciones que nos puedan hacer volver a las obligaciones del trabajo".
En ese sentido tampoco hay una receta que nos diga cuántos días de vacaciones necesitamos, aunque en Centta recomiendan "evitar los extremos" donde haya "un equilibrio entre unas vacaciones lo suficientemente largas como para poder desconectar, pero no tanto como para que retomar nuestras funciones sea demasiado complicado".
Cuidado con las expectativas
Un verano es una fuente de conflictos horarios. Toca elegir días libres -en el mejor de los casos-, pero también toca saber cómo maniobrar con menores, conscientes de que sus vacaciones son mucho más largas y que sus costumbres se trastocan. No vamos a deciros que hagáis un cuadrante para buscar esta eficiencia (porque seguramente ya lo hagáis), pero sí tener claro que hay que pasar por este trance teniendo claro que, según las psicólogas de Instituto Centta, "los días de vacaciones deberían ser algo disfrutable y que en ocasiones nos sentimos abrumados por las obligaciones familiares".
En ese caso, el ocio no debe pasar exclusivamente por los planes realizados con los niños, ni de sobrecargar la agenda, por lo que aconsejan "no apretar nuestra agenda con demasiadas actividades y dejar huecos para poder dar lugar a la flexibilidad y la improvisación". Algo relevante incluso también en el ámbito de la pareja, de los amigos o de los familiares "poniendo límites sanos y comunicando nuestras necesidades para disfrutar de tiempo a solas".
La batalla, aparte de en el hogar, también se libra en las redes sociales donde es difícil mantenerse ajeno. Bien utilizadas son una herramienta de conectividad importante, pero también puede que nos dejemos llevar por ellas, intentando sorprender constantemente o buscando la aprobación de terceros.
En este sentido, desde Instituto Centta explican que "aunque puede ser muy ilusionante organizar vacaciones y tratar de “aprovechar el tiempo” para hacer cosas que la rutina no te permite, puede generar un alto nivel de estrés al no dar lugar a la improvisación". En esa recomendación, su sugerencia es "priorizarse acciones de autocuidado, y éstas dependen de nuestra situación contextual y emocional del momento", que sintetizan en "lo que te pida el cuerpo", aparcando "una visión idealizada y poco realista de las vacaciones",
La dosis justa de rutina
El concepto rutina tiene muy mala prensa y más aún en verano, donde intentamos darle la vuelta por todas partes. Ya te hemos hablado en ocasiones de la necesidad de tener una pizca de rutina, ya que nuestro cuerpo lo agradece, e incluso en el estío es una opción que nos mantiene con los pies en la tierra.
Para ello, las psicólogas de Instituto Centta recomiendan de nuevo el equilibrio, donde "podemos darnos el lugar en vacaciones para ser más flexibles", pero sin que esto suponga una total revolución de nuestro ritmos de vida. Para que las vacaciones no se atraganten recomiendan "asegurarnos de tener unos patrones adecuados de sueño-vigilia", es decir, "evitar dormir mucho de día y no pegar ojo por la noche", y tampoco dejar de lado la alimentación -con cierta flexibilidad- pero "evitando que las vacaciones sean el único momento en el que te permites disfrutar de la comida y que esto de lugar a un descontrol".