El verano, como el resto de estaciones del año, tiene sus particularidades, al igual que sus defensores y detractores. Pero sin duda, la época estival es sinónimo de playas, piscinas, noches de diversión y momentos de calma y tranquilidad. Sin embargo, las condiciones del verano, como son las altas temperaturas, la humedad del agua y la proliferación de insectos, pueden sorprendernos con algunas enfermedades que empañen nuestras vacaciones.
Dicen los expertos que durante los meses de verano, las personas estamos de mejor humor, tenemos más ganas de pasar tiempo al aire libre y de disfrutar de la vida social, e incluso acostumbramos a mejorar nuestra dieta incluyendo más frutas y verduras frescas que en otras temporadas.
Sin embargo, es importante saber que, a pesar de esas ganas de disfrute, el verano trae consigo algunas afecciones o problemas de salud que, con algunas precauciones, se pueden evitar. Estas son las enfermedades más frecuentes durante los meses de verano:
Deshidratación
En verano, estamos expuestos a temperaturas más elevadas que el resto del año, algo que hace que se pierda mucha más agua corporal a través del sudor. Por ello, es importante mantenerse hidratado para reponer las cantidades suficientes para el organismo. Así, si a lo largo del año, instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan beber entre 1,5 y 2 litros al día, durante los meses de verano es necesario incrementar la cantidad. Las personas mayores y los niños tienen mayor riesgo de deshidratación, por lo que tienen que prestar especial atención a la ingesta de agua.
Hongos
Las infecciones fúngicas en los pies son una de las enfermedades más frecuentes durante el verano. Esto se debe a que se acostumbra a caminar descalzo sobre el suelo mojado de piscinas, duchas…. Donde pueden crecer hongos con facilidad o que previamente han sido contaminados por personas que tienen dicha infección.
Quemaduras por el sol
Desde hace años, los expertos advierten de los riesgos de la sobreexposición a los rayos UV. Tomar demasiado tiempo el sol y sin la protección adecuada (la cual es importante reaplicar cada cierto tiempo), provoca quemaduras en la piel que, además de un intenso dolor, pueden ocasionar ampollas y ulceraciones.
Dermatitis
Además de las quemaduras por el sol, nuestra piel también puede sufrir durante los meses de calor por el sudor ocasionando, por ejemplo, irritaciones, picores, piel escamada, erupciones y dolor.
Intoxicaciones alimentarias
Durante los meses de verano aumentan los casos de intoxicaciones con alimentos en mal estado a causa del calor. Además, en esta época, son muchos los que optan por comer al aire libre, en campos o playas, lo que hace que los alimentos se conserven en peores condiciones y tengan mayor riesgo de estropearse.
Cistitis
Las playas, piscinas y ríos se convierten en las mejores opciones para combatir el calor. Así, las largas jornadas de agua, en las que solemos pasar horas con los bañadores mojados, aumenta el riesgo de sufrir infecciones urinarias como la cistitis.
Picaduras de insectos
Con el calor y la humedad de los meses de verano proliferan más mosquitos y otros insectos que en cualquier época del año. Por ello, las picaduras son muy frecuentes, al igual que las reacciones alérgicas a las mismas. Si son leves, los síntomas se pueden tratar con productos de venta en farmacias, pero en los casos más graves, será necesario acudir al médico.
Faringitis y bronquitis
Aunque son enfermedades que se relacionan más con los meses de frío e invierno, durante el verano son muy comunes la faringitis y la bronquitis. Esto se debe a los cambios bruscos de temperatura entre los espacios con aires acondicionados y el calor del exterior.
Otitis
La continuada exposición de los oídos en aguas de playas y piscinas hace que aumenten los casos de infecciones o inflamaciones del oído. Una dolorosa afección que suele requerir atención médica y antibióticos.