Bienestar

Higiene dental: los cuatro errores que lastran la salud de tu boca, explicados por un dentista

Cepillarse los dientes, es uno de los más insignificantes gestos cotidianos, pero nos puede ahorrar miles de euros a lo largo de nuestra vida y no pocos quebraderos de cabeza.

Cepillarse los dientes, es uno de los más insignificantes gestos cotidianos, pero nos puede ahorrar miles de euros a lo largo de nuestra vida y no pocos quebraderos de cabeza. Sin embargo, mantener una correcta higiene dental no es cuestión solo de un buen cepillado, sino que en el apoyo y refuerzo de nuestros incisivos, caninos y molares pueden venir otros buenos aliados.

Hablamos de irrigadores dentales, muy de moda en los últimos años; de la consabida seda dental, que lleva en nuestra vida bastantes años y llega a esos rincones impracticables; o el no menos famoso pero a veces denostado colutorio, formando parte del clan de los enjuagues que suelen acumularse en el armarito del baño.

Sin embargo, proteger nuestra salud dental no es una cuestión sencilla o baladí, sino que debemos darnos cuenta de todas esas pequeñas agresiones cotidianas que merman su resistencia. Azúcares, bebidas que tintan los dientes, productos demasiado ácidos o simplemente no prestar atención a la forma de cepillarnos puede marcar la diferencia entre tener unos dientes que aguanten décadas o sufrir una dentición que nos convierte en carne de silla de dentista de forma reiterada.

Por eso, no se debe descuidar el resto de la boca y pensar que solo hemos de prestar atención a los dientes. Encías, espacios interdentales y lengua también tienen mucho que decir y son a veces los convidados de piedra cuando pasamos revista a nuestra boca.

Los consejos de un dentista para cuidar tu higiene dental

No cambiar de cepillo, prescindir de la seda dental, cepillarnos los dientes justo después de comer o no utilizar enjuagues y colutorios está entre los errores que distinguen una buena salud bucodental de una incorrecta salud bucodental. Así lo considera el doctor Jorge Ferrús, implantólogo, periodoncista y cofundador de la clínica Ferrus & Bratos.

Para mantener así una higiene bucodental apropiada, el doctor Ferrús aconseja que "el tiempo de cepillado sea de dos minutos. Para ello, "empezaremos con los dientes superiores y seguiremos con los dientes inferiores. En ambos casos, cepillaremos -en este orden- las caras exteriores, las interiores y las triturantes", explica.

Junto a ello, siempre tener en cuenta el tipo de cerdas de los cepillos que utilizamos. "Para lavarse los dientes de forma efectiva no importa elegir entre un cepillo eléctrico o manual, pero es crucial saber cuál es la técnica indicada", aclara.

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Sea manual o eléctrico, es conveniente que el cepillado dure al menos dos minutos, pasando por todas las superficies del diente. ©Gtres..

"Si tuviéramos que comparar el lavado de los dientes con un hábito cotidiano, diríamos que se asemeja a barrer. Una de las primeras claves pasa por elegir un cepillo con cerdas suaves o de dureza media", recomienda.

Tampoco hace apología de una pasta de dientes en función de otra, desmantelando así el mantra de los dentífricos de supermercado frente a los dentífricos de farmacia, los cuales no tienen por qué ser necesariamente mejores.

"Cualquier dentífrico correctamente homologado nos servirá para higienizar nuestra boca correctamente. Optar por una marca u otra puede variar en función de las preferencias de cada paciente. Así, hay quien prefiere un sabor más fuerte que otro", explica.

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La seda dental, además de barata, es la mejor forma de proteger la salud de los espacios interdentales. ©Gtres.

Lo cual no excluye que haya indicaciones puntuales en función de lo que el paciente desee o que le haya sido prescrito. "Por ejemplo, para aquellos pacientes con tendencia a desarrollar caries, es aconsejable elegir un dentífrico con flúor para fortalecer la dentadura", aclara mientras deja otra pista sobre cantidades: "respecto a la cantidad de pasta, basta con echar un poco sobre el cepillo, algo similar al tamaño de un guisante".

Sin embargo, el doctor Ferrús sí encuentra en las dinámicas cotidianas de higiene bucodental algunas pautas o errores que podemos solucionar fácilmente.

Cuatro errores habituales de la higiene bucodental

Salir corriendo al cuarto de baño a cepillarnos los dientes después de comer no es necesariamente una buena idea, como tampoco es una buena idea pensar que el cepillado será suficiente para proteger nuestros dientes o de cómo descuidamos la higiene dental por la noche.

Fallo 1: cepillarse los dientes justo después de comer

"Generalmente, es mejor no hacerlo justo al terminar de comer", indica el doctor Ferrús por un simple motivo químico. "El pH de la boca desciende y se vuelve ácido cuando comemos, con lo cual, cepillarse en ese momento aumenta la abrasión de las piezas. Para recuperar el pH normal, es recomendable utilizar un enjuague bucal o esperar unos 30 minutos después de haber comido", aclara.

Sin embargo, deja una excepción por la cual es conveniente lavarse los dientes lo antes posible tras ingerir alimentos. "Si estamos ante pacientes con implantes dentales, prótesis u ortodoncia fija, conviene no esperar para evitar la formación de sarro, pues estos aparatos contribuyen a la acumulación de placa", puntualiza.

Fallo 2: no usar enjuague bucal por la noche

Aunque el doctor Ferrús explica que es suficiente con utilizar colutorios o enjuagues al menos un par de veces al día, remarca la necesidad de que lo hagamos al menos una vez por la noche, ya que la noche complica sobremanera nuestra salud dental y gingival.

"Es muy recomendable usar un enjuague bucal tras el cepillado nocturno. De hecho, este es el cepillado más importante de todo el día: mientras dormimos, los niveles de saliva descienden y es más probable que los agentes patógenos afecten nuestra boca. Por ello, también aconsejamos el uso del hilo dental en este momento", remarca.

Fallo 3: olvidar a la lengua

Centrarnos en los dientes o en las encías no significa que estemos cumpliendo con el cupo de salud bucodental necesario, y tampoco que estemos recurriendo a colutorios significa que con eso la lengua ya esté completamente a salvo por enjuagarnos.

Más allá de ser la responsable de paladear las cosas, la lengua también es un reservorio natural de bacterias, muchas de las cuales contribuyen a crear el mal aliento o halitosis. Por eso, el doctor Ferrús deja una pista de cómo cuidarla: "para higienizarla adecuadamente, es conveniente emplear un raspador lingual, que en ocasiones viene incorporado en el propio cabezal del cepillo".

Fallo 4: dejar de lado las encías

No todo el mundo necesita limpiezas dentales, donde se levanta ligeramente la encía para eliminar las bolsas periodontales que ocasionan la periodontitis. Sin embargo, todos necesitamos proteger nuestras encías y, sobre todo, nuestros espacios interdentales, a los cuales solemos prestar poca atención porque suelen ser difíciles de trabajar.

"Es importante saber que implican el 40% de la higiene oral. Por ello, recomendamos usar a diario un cepillo interproximal o seda dental", explica. En caso de que pueda ser difícil acceder a las zonas o que tengamos movilidad reducida, podemos utilizar como solución los irrigadores bucales, que cumplen con la misma función, pero donde hemos de tener cuidado de cómo usarlos para no dañar las encías.

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