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La cicatriz que deja el infarto en el corazón cambia con el tiempo

Es muy importante aplicar un tratamiento de forma precoz tras un infarto agudo de miocardio porque si no, según advierte la Sociedad Española de Cardiología (SEC), se produce una necrosis

  • La cicatriz que deja el infarto en el corazón cambia con el tiempo.

Es muy importante aplicar un tratamiento de forma precoz tras un infarto agudo de miocardio porque si no, según advierte la Sociedad Española de Cardiología (SEC), se produce una necrosis o muerte del tejido miocárdico, y durante el proceso de cicatrización, se genera una cicatriz residual, una pérdida de la función contráctil del corazón (disfunción ventricular) y la aparición de insuficiencia cardíaca.

“Esta cicatriz altera los circuitos eléctricos del corazón y puede generar arritmias ventriculares malignas (trastornos del ritmo del corazón) que pueden causar la muerte súbita del paciente”, advierte la entidad científica.

Mientras, el doctor Antonio Berruezo, director del Departamento de Arritmias y Director de Investigación e Innovación del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon (Barcelona), explica que la remodelación de la cicatriz es una “respuesta progresiva del corazón frente al daño agudo y crónico con independencia de su etiología, aunque el infarto agudo de miocardio (IAM) es la causa más común”.

Esta cicatriz altera los circuitos eléctricos del corazón y puede generar arritmias ventriculares malignas que pueden causar la muerte súbita del paciente

Hasta ahora se pensaba que la remodelación cardíaca afectaba de forma casi exclusiva al miocardio remoto a la zona infartada, según advierte este cardiólogo. “Aunque se han realizado muchos estudios clínicos y experimentales sobre esta remodelación, se sabe poco todavía sobre lo que ocurre en la zona de la cicatriz y el tiempo necesario para completar el proceso de cicatrización”, asegura.

Ahora, un trabajo publicado en la prestigiosa revista científica Journal of the American College o Cardiology: Clinical Electrophysiology, coordinado por el propio doctor Berruezo, ha caracterizado por primera vez el proceso de remodelación de la cicatriz y el sustrato de las arritmias que producen la muerte súbita a largo plazo, usando una resonancia magnética cardíaca potenciada con gadolinio o LGE-CMR, una técnica de imagen no invasiva.

Se trata este del primer estudio clínico en el que se evalúa el proceso de remodelación a largo plazo de la cicatriz miocárdica, y el posible sustrato arritmogénico subyacente después de un infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (STEMI por sus siglas), una emergencia médica producida por la formación de un trombo sobre una placa rota de aterosclerosis que ocluye la circulación coronaria del músculo cardiaco.

Este trabajo, en el que también han participado investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, “no sólo ha servido para ver cómo la masa de la cicatriz disminuye de manera progresiva, sino también para observar un aumento proporcional de su tejido viable”, relata el doctor Berruezo.

Para realizar esta investigación se contó con 56 pacientes con STEMI, a los que se les realizó una LGE-CMR a los 7 días, a los 6 meses y a los 4 años después de que fueran sometidos a una intervención de revascularización de las arterias coronarias. 

“El procesamiento posterior de los datos permitió una evaluación dinámica de las características cuantitativas y cualitativas de las cicatrices posteriores al infarto. Así pudimos constatar que tanto el tamaño de la propia cicatriz como de los canales de la zona de tejido viable en su interior disminuyeron y cambiaron progresivamente durante los cuatro años”, sostiene el especialista.

La importancia de cómo se remodele la cicatriz

En este sentido, la cardióloga del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon, la doctora Beatriz Jáuregui, que es primera autora del estudio científico citado, explica que la remodelación de la cicatriz, como parte de todo el proceso de remodelación cardíaca, comienza dentro de los primeros 6 meses, pero se prolonga durante una fase más crónica del proceso de curación

A este respecto, Berruezo advierte de que, debido a la presencia de edema en la fase aguda, el análisis a través de LGE-CMR podría sobreestimar el tamaño del infarto, aunque sólo en las fases iniciales de cicatrización. No obstante, dice que se ha comprobado gracias a este trabajo científico que la remodelación de la cicatriz continuó posteriormente.

Por eso, y a juicio del cardiólogo del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon de Barcelona, estos datos respaldarían la existencia de un proceso “continuo y constante” de remodelación de la cicatriz, que puede incluso durar años, y que va a determinar quiénes van a tener cicatrices arritmogénicas que produzcan muerte súbita y quiénes no.

Se trata de un hallazgo importante porque quienes hayan sufrido un infarto de miocardio tienen un mayor riesgo de morir repentinamente

Se trata de un hallazgo importante porque, tal y como se avisa desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC), y aunque no todos los pacientes presentan el mismo riesgo, quienes hayan sufrido un infarto de miocardio tienen un mayor riesgo de morir repentinamente, siendo concretamente las arritmias la causa más frecuente de este tipo de muerte súbita.

A su vez, la doctora Jáuregui indica que la transformación constante de la cicatriz no sólo afecta a su tamaño global, sino también al número, a la distribución y a la masa de los canales de tejido viable, que podrían reflejar un proceso activo e ininterrumpido de curación biológica a largo plazo en el área miocárdica lesionada. “La forma en la que esto se produzca podría desempeñar un papel importante en la aparición de arritmias ventriculares y muerte súbita”, afirma. 

Por su parte, el doctor Antonio Berruezo considera que, de esta forma, el análisis de la presencia y la distribución del tejido viable en el interior de la cicatriz podrían ayudar a mejorar la predicción de eventos arrítmicos y la muerte súbita en función de la información que nos ofrece la resonancia magnética cardiaca.

Es más, mantiene que, a partir de los datos que se han obtenido en este estudio se piensa que el proceso de remodelación de la cicatriz podría requerir varios años hasta que se vuelva clínicamente arritmogénico, para lo que considera vital un seguimiento “más prolongado” con el objetivo de detectar eventos arrítimicos y determinar las características del sustrato que conducen a estas arritmias en el momento en el que éstas se producen.

En última instancia, el director de Investigación e Innovación del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon, acreditado con el sello ‘Protocolo Seguro frente al Covid-19’ de Applus+, ve necesarios la implementación de más estudios para comprender cómo, cuándo, y en quiénes este proceso de cicatrización conduce finalmente a un sustrato crítico capaz de generar un evento cardiovascular clínico.

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