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Cambiando vidas también tras la Covid-19

Ninoska llegó hace dos años desde Venezuela a Madrid con su hija enferma en busca de una vida mejor. Sin amigos ni apoyos en España, tuvo que empezar de cero.

  • Mejorar la empleabilidad de los colectivos vulnerables es una prioridad social.

Ninoska llegó hace dos años desde Venezuela a Madrid con su hija enferma en busca de una vida mejor. Sin amigos ni apoyos en España, tuvo que empezar de cero. Los comienzos fueron duros, pero afortunadamente, al cabo de un tiempo encontró un empleo que ayudó a la familia a establecerse. Pero cuando parecía que las cosas comenzaban a ir algo mejor, llegó la pandemia para mandarlo todo al traste. Ninoska cayó enferma, perdió su trabajo y, con él, se esfumaron muchas de sus esperanzas.

La historia de Ninoska es la historia de cientos de miles de personas para las que la covid-19 no solo ha representado una grave amenaza para su salud, sino también para su sustento. En España son incontables las familias que se han visto afectadas por la ola de ERTES, ERES y la pérdida generalizada de empleos que ha traído la drástica caída de la actividad empresarial del último año y medio.

Ninoska Soto ha sido una de las participantes en el programa.

Las dificultades para generar ingresos regulares suficientes han sido especialmente acuciantes para aquellos colectivos que, ya antes de la llegada del virus, eran especialmente vulnerables. Jóvenes, mujeres, inmigrantes, personas con discapacidad, desempleados de larga duración y otras personas en riesgo de exclusión severo han visto cómo la pandemia ha añadido un punto más de dramatismo a su ya de pos sI complicada situación.

Según un estudio de finales de 2020 Caixabank, la suma de la tasa de riesgo de pobreza y de la tasa de exclusión social alcanzan ya a un 27% de la población, lo que supone un incremento de 2,7 puntos porcentuales respecto a la etapa pre-covid-19. 

Una situación dramática

Para intentar mejorar la situación de estas personas especialmente vulnerables, Fundación Endesa y la Fundación Integra pusieron en marcha en 2016 el proyecto Cambiando Vidas. Su objetivo: evitar que las personas caigan en el pozo de la exclusión social por medio de uno de los mejores instrumentos que existen para volver a engancharse a la rueda de la vida en común: el empleo.

El proyecto trabaja la empleabilidad de las personas en riesgo de exclusión social a través de programas de capacitación profesional impartidos por una treintena de voluntarios corporativos de Endesa, Los programas, que se han impartido de manera telemática, han incluido formación en algunas de las competencias fundamentales para conseguir empleo, desde cómo redactar un currículum hasta cómo afrontar una entrevista telefónica.

Uno de los talleres del programa Cambiando Vidas.

Resultados muy positivos

La iniciativa ha ampliado su alcance en 2020 a perfiles que han visto cómo su riesgo de exclusión social se agravaba a consecuencia de la pandemia. Personas sin hogar, reclusos y ex reclusos, mujeres prostituidas o afectadas por tráfico de personas, ex drogodependientes, mujeres víctimas de violencia de género hasta un total de 300 participantes de Madrid, Barcelona y Sevilla. 194 de esas personas ya han conseguido un contrato de trabajo. 

Una de esas afortunada es Ninoska “Me siento privilegiada por haber contado con Fundación Integra y los voluntarios de Endesa, que no solo me ayudaron a escribir mi currículum y a enfrentarme a una entrevista de trabajo, sino que me dieron mucho más, me ofrecieron el apoyo y el acompañamiento justo cuando más lo necesitaba. Eso y mi empleo me han devuelto las ganas de vivir”, afirma.

El programa "Cambiando Vidas" combate la exclusión social mejorando la empleabilidad de personas en situación de vulnerabilidad

Manuela, de Barcelona, es otra de esas personas a las que el programa “Cambiando Vidas” le ha abierto las puertas a una nueva oportunidad. Ya con un empleo bajo el brazo, recuerda cómo llegó un momento en el que tocó fondo, sin dinero para comer ni poder hacer frente a los gastos del alquiler, luz o agua. Emocionada, cuenta cómo la llamada de un voluntario de Endesa le dio las fuerzas que ya no creía tener en el momento en el que más lo necesitaba. ”Me reconfortó el hecho de saber que al menos alguien se preocupaba por mí y mi situación”.

La participación de los voluntarios corporativos, que se han implicado en el programa de manera entusiasta y totalmente desinteresada, ha sido, de hecho, clave en el proyecto. Uno de los aspectos que mas han cuidado estos ‘ángeles de la guarda’ han sido los anímicos, demasiado a menudo olvidados en un contexto de búsqueda de empleo, pero absolutamente esenciales cuando se trata con perfiles de alta vulnerabilidad. Cuestiones como la motivación o la autoestima se han reforzado para ayudar a los participantes del programa a recuperar la confianza en sí mismos.

Para Ninoska, la experiencia ha tenido un final doblemente feliz. “Formar parte de este proyecto no solo me ha dado un plato de comida, sino que me ha permitido sentir que valgo, sentirme de nuevo útil”.

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