Las nuevas tecnologías nos rodean y es rara la persona que no las utiliza o bien que no las tenga a su alrededor. Vivimos con ellas las 24 horas. Nos facilitan la vida pero también nos la pueden perjudicar en cierta manera. Por eso, su uso debe ser moderado.
De hecho, uno de los principales problemas que está surgiendo ante un elevado uso de las nuevas tecnologías es el problema del ojo seco, una patología cada vez más frecuente entre las generaciones más jóvenes, cuando es muy típica en las mujeres durante la menopausia.
Se caracteriza por una molesta sensación de arena en los ojos cuando estos se secan demasiado, que puede cronificarse, dando lugar a la enfermedad en la superficie ocular que, de no tratarse puede tener graves consecuencias, como hasta cierta pérdida de vista. “Se trata de un trastorno muy común. Se presenta cuando los ojos no producen lágrimas suficientes o de buena calidad. Las lágrimas, que se componen de tres capas diferentes, son vitales para mantener los ojos sanos y cómodos”, explica la Academia Americana de Oftalmología (AAO, por sus siglas en inglés).
Al prestar continua atención a nuestro móvil o a nuestra tableta electrónica se reduce la frecuencia del parpadeo, con lo que se retrasa el tiempo de renovación de la película lacrimal y, en consecuencia, la zona ocular se seca e inflama
En este sentido, el doctor Nabil Ragaei Kamel, jefe del Servicio de Oftalmología y de la Unidad de Cirugía Refractiva del Hospital Quirónsalud Marbella alerta por su parte de los efectos dañinos para nuestros ojos que produce una exposición prolongada y abusiva a las nuevas tecnologías, y de su cada vez más extendida relación con el síndrome de ojo seco.
“Al prestar continua atención a nuestro móvil o a nuestra tableta electrónica se reduce la frecuencia del parpadeo, con lo que se retrasa el tiempo de renovación de la película lacrimal y, en consecuencia, la zona ocular se seca e inflama, dando lugar a una patología oftalmológica cada vez más frecuente conocida como ‘síndrome de ojo seco’”, explica este especialista.
Según resalta, las pantallas de nuestros artefactos electrónicos emiten una radiación, conocida como ‘luz azul’, a la que se le atribuyen efectos nocivos sobre nuestra capacidad de visión; si bien advierte que, por el momento, no hay estudios concluyentes al respecto, por lo que los oftalmólogos se muestran cautos respecto a los prejuicios del uso de pantallas en la vista.
El ojo seco se defiende de forma refleja produciendo más humedad, echando mano de la lágrima del llanto emotivo, que tiene una fisiología distinta
Sobre este asunto, la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) mantiene que no existen pruebas suficientes que aseguren que esa ‘luz azul’ emitida por las pantallas de los dispositivos afecte el ojo. “Los estudios llevados a cabo con seres humanos que confirmen o rechacen el supuesto daño no son suficientes y, por tanto, se rechaza igualmente el supuesto beneficio de filtros azules para los ojos”, afirma Ragaei.
La importancia del ambiente
A esto habría que añadirle, a juicio del doctor Ragaei, que en la actualidad realizamos un mayor esfuerzo visual también porque frecuentamos ambientes más secos, derivados de la contaminación, o del uso de climatizadores.
Desde la Academia Americana de Oftalmología indican sobre ello que el lugar de residencia puede influir en el desarrollo del síndrome ojo seco y, por ejemplo, quienes vivan en ciudades con mucha contaminación pueden ser más propensos a presentar síntomas de ojo seco que quienes vivan en áreas con niveles más bajos de contaminación ambiental.
Síntomas y recomendaciones frente al ojo seco
En concreto, los principales síntomas del ojo seco son el picor, la sequedad y, aunque parezca paradójico, el lloro constante también es un indicativo. “El ojo seco se defiende de forma refleja produciendo más humedad, echando mano de la lágrima del llanto emotivo, que tiene una fisiología distinta. El sistema lacrimal no es capaz de drenar el exceso y termina por verterse en forma de lagrimeo (epifora), por esto se conoce como lagrimeo paradójico pues es el ojo seco el que hace llorar”, agrega el oftalmólogo del Hospital Quirónsalud Marbella.
Tanto la sequedad como el lagrimeo continuo del ojo puede afectar a la calidad de vida del paciente, causando ardor, sensación de arenilla, legañas e incluso pérdida visual. Y en último término puede derivar en infecciones oculares y de las vías lagrimales.
Por eso, y para contrarrestar el ojo seco, desde la Academia Americana de Oftalmología recomiendan:
- Proteger los ojos en lugares con mucho viento.
- Evitar el humo del cigarrillo.
- Dar descansos frecuentes a los ojos y no olvidar parpadear si se trabaja o se está con frecuencia con pantallas. “Haga una pausa cada 10 minutos para proteger a sus ojos y procure parpadear con más frecuencia para permitir que recuperen parte de la humedad que han perdido”.
- Utilizar lágrimas artificiales.
- Los suplementos de ácidos grasos omega 3 pueden ser útiles.
- Cuidar los párpados para ayudar a mejorar la calidad de las lágrimas. “Poner compresas de agua tibia sobre los ojos puede ayudar a liberar los aceites de las glándulas de sus párpados para ayudar a mejorar la calidad de las lágrimas. Lavar los párpados con una toalla facial limpia, con agua tibia y jabón, enjuagando bien los ojos”, sentencia la entidad científica.
El doctor Nabil Ragaei Kamel, recomienda acudir al especialista para un correcto análisis. En ese sentido, el Hospital Quirónsalud Marbella cuenta con una unidad dedicada al diagnóstico y tratamiento del ojo seco, equipada con la última tecnología en este campo (keratograph5) y en el tratamiento integral sea con el láser IPL o el suero PRP (plasma rico en plaquetas).