Ver. Uno de esos milagros cotidianos a los que, por el peso de la costumbre, apenas prestamos atención. Piensa que, si lees esto, lo haces gracias a un sistema detector de radiación que llevas incorporado, y que además ha sido optimizado por eones de evolución para las longitudes de onda a las que emite nuestro Sol.
La visión es un proceso tremendamente costoso para nuestro cerebro.
Cuando decimos que el ojo humano es una de las maravillas de la naturaleza, a menudo olvidamos que solo es el primer escalón de la larga cadena de órganos y procesos que nos permiten ver. Además del ojo, aparece en nuestra historia el protagonista habitual de los prodigios en seres vivos: el cerebro.
La visión es un proceso tremendamente costoso para nuestro cerebro. Tanto, que la evolución se ha visto obligada a llevar a cabo una especie de ajuste de cuentas en su interior. Me explicaré: la mayor parte de nuestra retina, que es donde la luz recibida se convierte en impulsos nerviosos, está formada por un tipo de receptores llamados bastones. Los bastones no perciben color, pero son muy sensibles al movimiento y funcionan muy bien en circunstancias de baja iluminación. Por otro lado, en el centro de la retina, poseemos una zona llamada fóvea, donde abundan otro tipo de receptores, los conos. Los conos no solo perciben el color sino que además proporcionan imágenes en “alta resolución”.
Si toda la retina fuese fóvea, no nos cabría el cerebro en la cabeza.
Si toda la retina fuese fóvea, literalmente, no nos cabría el cerebro necesario para procesar tanta información en el cráneo. Es necesario encontrar un equilibrio coste-beneficio entre ambos tipos de receptores. Compara tu visión con las imágenes de tu PC, aquel para el que compraste aquella tarjeta gráfica tan cara… y piensa en ello.
Usamos los conos para percibir los detalles, y los bastones para tener un campo visual más amplio que nos permita estar alerta de posibles amenazas. El hecho de que nos parezca que vemos todo en color y en alta resolución es, literalmente, una ilusión. Una ilusión generada por el cerebro mediante un barrido de la imagen con la visión foveal.
Somos seres visuales. Nuestra cultura, e incluso nuestra ciencia, están tremendamente influenciadas por este hecho. Por ejemplo, usamos constantemente gráficas en matemáticas… que son útiles precisamente porque tenemos un sistema de procesado visual potentísimo. ¿Alguna vez lo habías visto así?
Sobre el autor: Pablo Rodríguez es estudiante de doctorado en física de los sistemas complejos e ingeniero de investigación y desarrollo en el campo de la oftálmica.
* Este artículo pertenece al Especial del Año de la Luz en Next.