La sonda Hayabusa 2, de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), ha enviado esta semana los primeros datos del asteroide Ryugu, que revelan que es una 'pila de escombros' de origen diverso. Al mismo tiempo, la NASA ha publicado datos sobre el asteroide Bennu, clasificado como potencialmente peligroso por su proximidad a la Tierra. Aunque los dos asteroides se parecen en muchos aspectos, Bennu y Ryugu difieren significativamente en otros, según informa la agencia Sinc. Ambos son extremadamente oscuros, tienen formas similares a un trompo y están cubiertos de grandes rocas, pero Ryugu contiene mucha menos agua. Los investigadores se preguntan el porqué.
El cuerpo estudiado por los japoneses es un asteroide carbonoso que probablemente se formó a partir de fragmentos generados por la colisión de otros cuerpos. Lo más interesante, a priori, es que contiene minerales hidratados, lo que podría proporcionar nueva información sobre el origen del agua de la Tierra.
El asteroide Bennu es más joven que Ryugu (no se formó al principio del Sistema Solar), pero es más antiguo de lo esperado: tiene una edad de entre 100 millones y 1000 millones de años y probablemente se formó en el cinturón principal de asteroides, una región situada entre las órbitas de Marte y Júpiter. Sin embargo, presenta características similares a los meteoritos más primitivos. En su superficie abundan también los minerales hidratados pero la sorpresa es que aparecen rocas grandes. Según los datos que ha recogido la nave OSIRIS-REx de la NASA, con participación española, se trata de rocas con un diámetro superior a 10 metros que contrastan con las zonas cubiertas por el típico material fino, llamado regolito, que aparecen en otros asteroides.
Los investigadores de ambas misiones están comparando sus datos para comprender mejor cómo se forman este tipo de cuerpos en en el Sistema Solar. "Gracias a las misiones paralelas de Hayabusa2 y OSIRIS-REx, finalmente podemos abordar la cuestión de cómo surgieron estos dos asteroides", asegura a Sinc el investigador japonés Seiji Sugita. "Que Bennu y Ryugu puedan ser hermanos pero que exhiban algunos rasgos sorprendentemente diferentes implica que debe haber muchos procesos astronómicos emocionantes y misteriosos que aún tenemos que explorar".