La ballena azul es el animal más grande que jamás ha vivido sobre el planeta, una mole de carne que pesa como 25 elefantes africanos y tan larga como una pista de baloncesto. Cuando se lanza a por sus presas con la boca abierta, en cambio, realiza gráciles giros acrobáticos en el agua que le permiten atrapar centenares de crustáceos entre sus barbas. Pero, ¿tiene alguna preferencia al hacer los giros que nos permita pensar en una lateralización del cerebro como las que experimentan otros animales? En otras palabras, ¿podemos saber si las ballenas azules son diestras o zurdas?
Las ballenas son básicamente “diestras”, aunque en algunas situaciones cambian y se hacen “zurdas”
El equipo de Ari Friedlaender, de la Universidad de California, Santa Cruz, se ha propuesta averiguarlo mediante el seguimiento de 63 ballenas azules a las que instalaron dispositivos sensores de movimiento para conocer cómo se movían en su día a día frente a las costas de California. En un trabajo publicado este lunes en la revista Current Biology, los autores detallan el resultado de analizar más de 2.800 maniobras de estos animales y concluyen que las ballenas son básicamente “diestras”, aunque en algunas situaciones cambian su estrategia y se hacen “zurdas”. Es decir, que la mayoría de las ballenas giran a la derecha cuando maniobran para capturar un banco de krill, pero que en determinadas situaciones, cuando ascienden de abajo a arriba, lo hacen al revés.
La novedad de los resultados está en poder medir esta lateralización de las funciones cerebrales que se ha documentado en muchos otros animales. Con algunas excepciones, en los vertebrados el hemisferio derecho del cerebro suele ocuparse de la coordinación de movimientos y las funciones están cruzadas como en los humanos: el hemisferio derecho controla el ojo y las extremidades izquierdas y viceversa. Las ballenas azules suelen desplazarse a la derecha cada vez que van a cazar, lo que hace pensar a los científicos en que existe esta lateralización, pero cuando ascienden desde aguas profundas para atacar desde abajo hacen un giro de 360 grados justo en sentido inverso, un movimiento que atribuyen a la necesidad de tener controlado el banco de peces con el ojo derecho.
Es el primer ejemplo en el que un animal muestra diferente lateralización dependiendo del contexto
“Estos son los animales más grandes del planeta y alimentarse es un comportamiento extraordinariamente costoso que les lleva tiempo, así que se capaz de maximizar el beneficio de cada oportunidad de conseguir alimento es determinante”, asegura Friedlaender. “Y creemos que esta rotación hacia la izquierda es un mecanismo que les ayuda a conseguirlo”. A juicio de los investigadores, hasta el 90 por ciento de los movimientos que observaron en las ballenas tenían este componente de lateralización. “Las ballenas azules se aproximan a un banco de krill y giran hacia un lado”, explica. “Descubrimos que muchos de ellos giraban exclusivamente hacia la derecha, muy pocos lo hicieron hacia la izquierda”. Este comportamiento entraba dentro de lo previsible, pero lo que les sorprende es que sean más versátiles que otras especies a la hora de moverse y cambien de sentido en las maniobras de ataque desde abajo. “Hasta donde sabemos, estas el primer ejemplo en el que un animal muestra diferentes comportamientos de lateralización dependiendo del contexto de la tarea que estén realizando”, añade James Herbert-Read, coautor del estudio.
Referencia Context dependent lateralized feeding strategies 1 in blue whales (Current Biology)