Los primeros organismos oceánicos multicelulares que habitaron la Tierra hace unos 555 millones de años, en pleno periodo Ediacárico, comparten genes con los animales actuales, entre ellos los seres humanos, según un nuevo estudio.
Así lo asegura un estudio realizado por Scott Evans y Douglas Erwin, del Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos, y Mary Droser, del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad de California en Riverside. El trabajo está publicado en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.
Drose apunta que ninguna de esas criaturas oceánicas tenía cabezas o esqueletos. "Muchas de ellas probablemente parecían alfombrillas de baño tridimensionales en el fondo del mar o discos redondos que se atascaron", apunta, antes de añadir: "Estos animales son tan raros y tan diferentes que es difícil asignarlos a categorías modernas de organismos vivos con sólo mirarlos, y no podemos extraer su ADN".
Sin embargo, los registros fósiles bien conservados han permitido a Droser y al primer autor del estudio, Scott Evans, vincular la apariencia y los comportamientos probables de los animales con el análisis genético de los seres vivos actuales.
Cuatro animales multicelulares
Para su análisis, los investigadores consideraron cuatro animales representativos de las más de 40 especies reconocidas que han sido identificadas de la era Ediacárica. Estas criaturas oscilaban entre unos pocos milímetros y casi un metro de longitud.
'Kimberella' era un género de criaturas en forma de lágrimas con un extremo ancho y redondeado, y un extremo estrecho que probablemente raspó el fondo del mar en busca de comida con un apéndice. Además, podrían moverse usando un 'pie musculoso' como los actuales caracoles.
El estudio incluyó 'Dickinsonia', organismos planos y ovalados con una serie de bandas elevadas en su superficie, y 'Tribrachidium', que pasó sus vidas inmovilizadas en el fondo del mar.
También se analizaron 'Ikaria', animales descubiertos recientemente que tenían el tamaño y la forma de un grano de arroz, y representan a los primeros organismos bilaterales con un frente, espalda y aberturas en ambos extremos conectados por un intestino.
Esos cuatro animales eran multicelulares, con células de diferentes tipos. La mayoría tenía simetría en sus lados izquierdo y derecho, así como sistemas nerviosos no centralizados y musculatura.
Además, parecen haber sido capaces de reparar partes dañadas del cuerpo a través de un proceso conocido como apoptosis. Los mismos genes involucrados son elementos clave del sistema inmunitario humano, que ayuda a eliminar las células precancerosas e infectadas por virus.
Estos animales probablemente tenían las partes genéticas responsables de las cabezas y los órganos sensoriales generalmente se encuentran allí. Sin embargo, la complejidad de la interacción entre estos genes que daría lugar a tales características aún no se había logrado.
"Nuestro trabajo es una manera de poner a estos animales en el árbol de la vida, en algunos aspectos. Y muestran que están genéticamente vinculados a los animales modernos y a nosotros", concluye Droser.