Ciencia

Estos diez cuadrados son idénticos, ¿no me crees?

Esta ilusión visual es la demostración palpable de que nuestra visión es una construcción, resultado de los ajustes que realiza nuestro cerebro. Te explicamos en varios ejemplos por qué no puedes dejar de ver diferencias que no existen.

  • Estos diez cuadros son exactamanete iguales, aunque no lo creas

Si te fijas en los diez cuadrados de la imagen te parecerá que hay una diferencia en el tono y color de cada uno. Cuando nos explican que los diez son exactamente iguales, no podemos creerlo, hasta que cogemos un editor de imagen y hacemos la prueba por nosotros mismos.

Esta ilusión creada por Akiyoshi Kitaoka en 2006 es una demostración del trabajo que realiza nuestro cerebro cuando interpretamos la información que llega del exterior. Como vimos en la famosa ilusión del vestido, no existe ninguna imagen que el cerebro interprete de forma aislada. La información comienza a ser filtrada desde las propias células receptoras de la retina y ya en la corteza se priorizan unas señales sobre otras en función del contexto. En este caso, los cuadros están sobre un fondo de color que contiene una gradación, de modo que el cerebro calibra los niveles de luminosidad y genera un resultado. En la conocida ilusión de Cornsweet, realizada por el psicólogo experimental Tom Cornsweet, se ve con mayor claridad: nuestro cerebro interpreta el mismo gris como diferente solo porque el contexto le dice que uno está iluminado y el otro tiene sombra:

Pese a lo que se explica en muchas ocasiones, no se trata de un "fallo" del cerebro, sino de una muestra de cómo se ha adaptado el ojo a ver en condiciones de luz cambiantes. De hecho, estos "atajos" nos han ayudado a sobrevivir con éxito durante miles de años y son los que explican por qué un plátano nos parece amarillo a la luz del sol y a la luz de una vela, aunque objetivamente las longitudes de onda que refleja en cada caso sean muy diferentes.

Uno de los primeros en darse cuenta de estas interpretaciones del cerebro fue el psicólogo Adhémar Gelb, quien a principios del siglo XX se dio cuenta de que si colocaba un foco de luz en una habitación a oscuras los sujetos podían cambiar su percepción en cuestión de décimas de segundo. En la primera circunstancia ponía un papel negro delante de la luz y, al ser el único objeto iluminado por el foco en la habitación, los voluntarios lo veían de color blanco. Hasta que sacaba otro papel blanco o gris y lo ponía al lado: ¡su cerebro veía ahora el primer papel de color oscuro!

Este fenómeno, conocido como ilusión de Gelb, tiene variantes realmente desconcertantes. En la animación que tienes sobre estas líneas, realizada también por Akiyoshi Kitaoka tienes una prueba palpable de los reajustes que hace tu cerebro en tiempo real. El cuadrado que va reproduciéndose hacia la izquierda, parece cambiar de color, pero es siempre exactamente igual de negro.

Y ahora, si aún no te ‘explotado’ la cabeza, trata de buscar a la vaca en esta imagen.

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