El olor de la muerte y la enfermedad suele desatar una señal de alarma entre muchas especies y hace que los individuos se mantengan lejos de los especímenes enfermos. Pero mientras estudiaban el comportamiento de las moscas del vinagre, Markus Knaden y Bill Hansson descubrieron que estos insectos actuaban al revés, se sentina atraídos por los individuos infectados. “Nuestra esperanza inicial era encontrar un circuito neuronal específico y dedicado en las moscas que estuviera especializado en detectar el olor de la enfermedad”, explica Knaden. “Sin embargo, lo que observamos es que las moscas sanas se sentían especialmente atraídas por el olor de las infectadas. Cuando nos dimos cuenta de que no podían evitar ser contagiadas, dado que las moscas enfermas producen una cantidad especialmente alta de feromonas, nos sorprendimos pero lo encontramos aún mas interesante”.
Las moscas sanas se sentían especialmente atraídas por el olor de las infectadas
En un trabajo publicado este miércoles en la revista Nature Communications, el equipo de Ian Keesey describe los experimentos que les llevaron a comprobar que las moscas que sufrían infecciones bacterianas emiten una cantidad mayor de feromonas que el resto, de modo que la enfermedad multiplica sus efectos. Los científicos descartaron que la emisión de estas sustancias para atraer a sus compañeras fuera una especie de último intento de reproducirse, puesto que las moscas enfermas apenas tenían fuerzas para aparearse. Lo que sí vieron fue una relaciono entre algunas respuestas inmunológicas delos insectos y la producción de hormonas, asociada a la proliferación de determinado número de bacterias y los daños causados por estas.
También el mosquito de la fiebre amarilla sufrió alteraciones notables en sus sistema olfatorio
Lo más interesante es que han comprobado el mismo efecto en otras especies más allá de Drosophila. También el mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegyptii, sufrió alteraciones notables en sus sistema olfatorio tras la infección con el patógeno, lo que les indica que los cambios en las interacciones sociales provocados por las bacterias podría ser mucho mas frecuente de lo que se creía en insectos. Para Knaden, el descubrimiento podría tener aplicaciones esperanzadoras, como “un método bien establecido para combatir enfermedades transmitidas por insectos o para controlar plagas que afectan a los cultivos mediante trampas de feromonas”. “Infectando a los insectos con bacterias”, asegura, “podríamos aumentar de forma general su emisión de feromonas. Y esto podría llevarnos a identificar nuevas feromonas en especies que aún no han sido investigadas”.
Referencia: Pathogenic bacteria enhance dispersal through alteration of Drosophila social communication (Nature Communications) DOI: 10.1038/10.1038/s41467-017-00334-9 | Imagen: Jared Tarbell (Flickr, CC)