Las personas con depresión que mejor se encuentran después de seguir un tratamiento con píldoras placebo (sin ningún principio activo) son las mismas que responden mejor a los tratamientos verdaderos. Es la conclusión del estudio publicado este miércoles por el equipo de Marta Pecina en la revista JAMA Psychiatry y que destaca las propiedades del sistema natural contra el dolor del propio cerebro.
Las pruebas se realizaron con 35 personas con depresión severa sin tratamiento
El equipo de Pecina lleva una década estudiando el efecto placebo mediante distintas estrategias, incluida la obtención de escáneres de la actividad del cerebro cuando se realizan estos tratamientos con pastillas falsas. Su atención está centrada en las variables genéticas que hacen a unas personas más proclives a responder positivamente al placebo y en el estudio del sistema de segregación de opioides del propio organismo. En el trabajo publicado en JAMA, los investigadores analizaron la química cerebral de 35 personas con depresión severa a la espera de tratamiento a quienes se les dijo que participarían en el ensayo de un nuevo medicamento para su problema.
La prueba consistió en dos semanas iniciales de tratamiento con pastillas falsas, de las que les dijeron que activarían mecanismos internos y que tenían propiedades antidepresivas. Al final de la primera semana se les realizó un escáner mediante tomografía de emisión de positrones (PET) y se les puso una inyección con una solución salina inocua y sin efectos que los médicos anunciaron como un antidepresivo de actividad rápida. Después de las dos primeras semanas, los investigadores comenzaron el tratamiento con las pastillas de verdad y varias semanas más tarde analizaron y compararon los resultados.
Lo que descubrieron los autores del trabajo es que aquellos pacientes que habían mejorado de sus síntomas con el placebo mostraban una mayor actividad de los opioides segregados por el cerebro durante el PET y respondían mejor más adelante al tratamiento de verdad. "Esta es la primera prueba objetiva de que el sistema de opioides del cerebro está implicado en la respuesta tanto a placebos como antidepresivos", explica Pecina, "y que la variación en esta respuesta está relacionada con la variación en los propios síntomas". Con estas herramientas, insisten, los científicos tienen por primera vez una manera de seguir la respuesta neuroquímica al tratamiento y comprender mejor cómo funciona el placebo.
Uno de los hechos más llamativos de los estudios con estos medicamentos contra la depresión es que algunos análisis indican que hasta un 40% de los efectos positivos podrían tener que ver con el placebo. "Si el 40% de la gente se recupera de una enfermedad crónica sin medicación quiero saber por qué"·, explica Jon-Kar Zubieta, coautor del estudio. "Y si responde a una medicación y la mitad de su respuesta se debe al efecto placebo, necesitamos saber qué te hace diferente de aquellos que no responden tan bien".
“Podríamos desarrollar antidepresivos de acción más rápida y eficaz”
Los autores del trabajo quieren buscar ahora las diferencias genéticas que hacen a algunas personas más reactivas a la autosugestión y mejoran por el mero hecho de saber que están siendo tratados. "Podemos intuir que aumentando los efectos del placebo", asegura Pecina, podríamos desarrollar antidepresivos de acción más rápida y eficaz". El resultado, añaden, también podría ayudar a identificar mejor qué pacientes se podrían beneficiar de estrategias alternativas ya que nos responden a los medicamentos. Estas estrategias incluyen terapia electroconvulsiva, estimulación cerebral profunda o estimulación magnética transcraneal, aplicadas solo en los casos depresión grave que no responden a otros tratamientos.
Referencia: Depressed people who respond to fake drugs get the most help from real ones (Universidad de Michigan, JAMA Psychiatry) DOI 10.1001/jamapsychiatry.2015.1335 | Imagen: Bill Brooks (Flickr, CC)