En las afueras de la ciudad china de Shiyan hay un trasiego continuo de camiones. Las autoridades locales llevan varios años demoliendo las montañas cercanas para expandir la ciudad y seguir creciendo hacia el norte. Su empeño recuerda al del "viejo loco que movía montañas", el protagonista de una fábula de la mitología china que, cesta a cesta, comenzó a quitar la tierra de los montes que aislaban su casa. Cuando los dioses le preguntaron qué hacía, les explicó que quizá él no podría tirarlos abajo en vida, pero el trabajo constante de sus hijos y nietos terminaría por hacerlos desaparecer.
A diferencia de la historia del loco anciano - al que los dioses terminaron echando una mano- la carrera de las autoridades locales chinas no augura un final feliz. En un comentario publicado esta semana en la revista Nature, varios investigadores del país advierten de los riesgos económicos y ambientales que puede tener esta política de expansión megalómana a medio plazo. "Durante la pasada década", apuntan, "en ciudades como Chongqing, Shiyan, Yichang, Lanzhou y Yan’an se han creado decenas de kilómetros de tierra a base de aplanar colinas de entre 100 y 150 metros de altura para rellenar los valles". Según los expertos, estos proyectos están provocando ya la contaminación del aire y el agua, la erosión del terreno y las inundaciones. Y por si fuera poco, añaden, "destruirán los bosques y las tierras de cultivo y pondrán en peligro la vida de animales y plantas".
Se están aplanando decenas de colinas de entre 100 y 150 metros de altura para rellenar los valles
Uno de los mayores proyectos, que comenzó en 2012 en la ciudad de Yan’an, en la provincia de Shaanxi, tiene como objetivo doblar la extensión de la ciudad allanando una zona de 78,5 kilómetros cuadrados. Las autoridades locales consideran que la obra les dará grandes beneficios económicos y bajará la presión en otras zonas de cultivo. Pero el cielo se oscurece los días de viento porque los equipos de demolición trabajan sin empapar el terreno que están tirando abajo. Las máquinas tumban, además, los bosques y colinas que encuentran a su paso y esto puede tener consecuencias incluso en el clima de la zona, pues muchas de estas irregularidades orográficas, y los bosques, sirven para retener la humedad y regular las lluvias.
Las consecuencias de este tipo de intervenciones se están notando también en otras regiones. En la ciudad de Shiyan, mencionada al principio, el aplanamiento de montañas ya ha causado corrimientos de tierras e inundaciones, además de alterar el curso de los ríos. Al eliminar la vegetación, se produce una erosión mayor del terreno y las aguas locales terminan llenas de sedimentos o contaminadas. Solo en el proyecto de movimiento de Lanzhou, donde se han tenido que parar las obras, se calcula que la erosión crecerá un 10% y la concentración de polvo en el aire aumentará un 49%.
"Es como realizar una cirugía mayor en la corteza terrestre"
"Muchos de los proyectos de 'creación de tierra' en China ignoran las leyes ambientales porque los gobiernos locales tienden a priorizar la consecución de dinero sobre la protección de la naturaleza", escriben los autores del artículo en Nature. Cortar la cima de las montañas y mover cantidades masivas de tierra, advierten, es "como realizar una cirugía mayor en la corteza terrestre" y puede dañar irreversiblemente los ecosistemas y las economías locales. Este tipo de operaciones se han hecho antes en trabajos de minería a cielo abierto, sobre todo en EEUU, "pero nunca se han realizado en esta escala". Y para mayor preocupación, se están realizando sin consultar a todos los expertos que podrían ayudar a prever las consecuencias. Los científicos hacen un llamamiento a la colaboración entre universidades, institutos de investigación, equipos de construcción y gobiernos para asegurarse de que las cosas se hacen bien. "Urgimos a los gobiernos a que busquen consejo científico y procedan con precaución", concluyen.
Referencia: Accelerate research on land creation (Nature)