El biólogo canadiense Alex Smith paseaba con un grupo de estudiantes por el Parque provincial Algonquin, en Ontario, cuando observó que algo se movía en el interior de una planta carnívora de la zona. Al examinar el ejemplar de Sarracenia purpurea, se dio cuenta de que lo que contenía el interior de una de sus hojas en forma de jarra no era una mosca ni una araña, como es habitual, sino una pequeña salamandra moteada (Ambystoma maculatum) que había sido atrapada por la planta.
Tras consultar con otros especialistas, Smith tuvo noticia de que no era la primera vez que se hacía una observación así, de modo que diseñó una campaña de observación de estas plantas que tuvo lugar durante 2018 y cuyos resultados se publican ahora en la revista Ecology. Tras un cuidadoso escrutinio, Smith y sus compañeros encontraron un total de 34 salamandras en 132 plantas, alrededor de un 20 por ciento de los ejemplares analizados. Esto es suficiente para considerar a estas plantas, según los autores, como “una fuente de mortalidad considerable para las salamandras juveniles”.
Una sola salamandra contiene una cantidad de nitrógeno equivalente a la que de tres de estas plantas
La salamandra que aparece en las hojas es siempre de la misma especie, que habita en la zona, y no está claro cómo llegan hasta su interior; si simplemente resbalan o escalan en busca de comida. Lo que sí afirman los autores es que algunas logran escapar cuando el agua de lluvia hace que las hojas se venzan. Tal y como explican en Motherboard, este tipo de plantas carnívoras suelen aparecer en terrenos con suelos muy pobres en los que las plantas tienen que buscar fuentes alternativas de nutrientes.
Una mezcla de enzimas digestivas y bacterias simbióticas ayudan a la planta a disolver a sus presas y conseguir nitrógeno entre otras moléculas. Una sola salamandra, explican los autores del estudio, contiene una cantidad de nitrógeno equivalente a la que contienen tres de estas plantas. Se trata de la primera planta en Norteamérica que puede digerir presas como éstas y los investigadores quieren seguir estudiando su comportamiento en busca de nuevas sorpresas.
Referencia: Nature's pitfall trap: Salamanders as rich prey for carnivorous plants in a nutrient‐poor northern bog ecosystem (Ecology)