Toledo tardó cuatro siglos en organizar una exposición dedicada a su obra. Tuvo que cumplirse el IV centenario de su muerte para que se hiciera una revisión completa de la obra de Doménikos Theotokópoulos (1541- 1614), quien vivió y trabajó la mitad de su vida en la ciudad. Distribuida entre el Museo de Santa Cruz y en otros cinco edificios que conservan sus cuadros, la exposición El griego de Toledo reúne 125 de las alrededor de 300 pinturas suyas que existen en el mundo.
La muestra, organizada por Fundación El Greco 2014, trae lienzos de 11 países y 29 ciudades del mundo gracias a la colaboración de 45 coleccionistas. El grueso de la exposición está en el Museo de Santa Cruz, donde se muestran 76 pinturas, incluyendo el San Pedro y San Pablo del Hermitage de San Petersburgo (Rusia), que no ha llegado a tiempo para la inauguración, pero que estará en Toledo la semana que viene.
Los demás edificios de Toledo que muestran la obra del Greco son la sacristía de la Catedral, la iglesia de Santo Tomé, donde se exhibe El entierro del conde de Orgaz; el convento de Santo Domingo el Antiguo, donde estuvo sepultado el artista cuatro años; la sacristía del hospital Talavera o la capilla de San José, habitualmente cerrada al público, pues es propiedad de los marqueses de Eslava, quienes han permitido las visitas en ocasión de la muestra. El Museo del Greco no forma propiamente parte del recorrido, ya que se ha querido centrar el foco en los lugares en los que el pintor dejó su huella en vida.
La exposición, ubicada en Santa Cruz, se articula en cuatro grandes secciones. La primera –que inicia con Vista y plano de Toledo y el autorretrato del Greco- incluye los años de aprendizaje del pintor en Italia, los finales en Toledo y los días en Creta, representados en la muestra por unos extraordinarios iconos juveniles y por el célebre tríptico de Módena. Hay algunos cuadros que no han podido viajar a Toledo, como el retrato que hizo Dómenicos Theotocópuli a su hermano, que está en Pasadena (California) o La asunción de Santo Domingo, que está en Chicago.
Otros han llegado después de grandes negociaciones y esfuerzos, en particular el pequeño y bellísimo Tríptico de Módena o La dormición de la Virgen –traída desde la isla griega de Syros-, que no puede quedarse hasta que la exposición finalice el 14 de junio porque tiene que salir en procesión. Con un presupuesto aproximado de dos millones de euros, la muestra forma parte de las actividades que forman parte del cuarto centenario de la muerte del Greco.
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