El Málaga consiguió la noche de este sábado el ascenso a Segunda División tras un agónico triunfo en el último minuto de la prórroga en el campo del Nástic de Tarragona. Una victoria que desató la euforia en la grada malacitana, pero que causó el efecto contrario en la afición local. Un malestar que los directivos y propietarios del club, según recoge el acta arbitral, pagaron con los colegiados del encuentro.
El árbitro Mallo Fernández refleja en el acto que tanto él como su equipo necesitaron "la ayuda de la fuerza pública" para acceder a su vestuario y que una vez en su interior, se produjeron "multitud de incidentes en la puerta". El documento, publicado en la web de la RFEF, detalla que unos sujetos "golpean con agresividad nuestra puerta en hasta 24 ocasiones" y que además, insultaron y amenazaron al equipo arbitral.
"Vais a morir, sinvergüenzas, tu hijo va a morir, ojalá os matéis, hijos de p***, que muera vuestra p*** familia", reza el acta. Los árbitros entonces llegaron "a temer" por su integridad física, al ver cómo abrían la puerta y les increpaban. El acta recoge que "la seguridad presente nos indica que es imposible retirar y controlar a esta gente puesto que según nos dicen, 'son varios directivos y propietarios del club'".
La situación acabó gracias a la fuerza pública presente, que les puso escolta "hacia los vehículos y en carretera hasta la llegada al hotel para garantizar" su integridad física. El acta también refleja que un miembro del cuerpo técnico del club local, "identificado por su indumentaria pero sin poder saber su identidad puesto que salió en carrera", empujó al asistente nº1 "por las escaleras del túnel de vestuarios, no lamentando ninguna lesión".
PijoListo
Qué vergüenza.
ilupopzov
Campo cerrado durante un año, sin publico y multa ejemplar
coditos
Que vergüenza. Espero que los denuncien. No se puede tolerar esta agresividad en ningún momento.
giledu
Pues "nasti de plasti". Hay que calmarse, hombre
Shakelton
Hola: No creo que sea correcto incluir a las grandes empresas privada en el mismo saco, justamente porque son privadas, siempre y cuando obviamente las condiciones de despido o prejubilación sean a cuenta de la empresa.