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¿Sacar la gabarra o no? La duda que divide a aficionados y políticos en Bilbao por la consecución de la Supercopa

   

  • La gabarra, en su último paseo por el Nervión en 1984.

La última vez que la gabarra navegó por Bilbao, la ciudad era otra. Desde 1984 hasta ahora, El Botxo ha sufrido un profundo lavado de cara, pero la tradición futbolística continúa intacta. Los once “aldeanos” siguen defendiendo la rojiblanca con un pundonor casi racial.

El hambre de títulos había crecido exponencialmente desde que hace 31 años el club conquistase un doblete histórico. De Clemente se ha pasado a Valverde y Endika se ha cambiado por Aduriz. Por el camino, cuatro finales perdidas (tres de Copa y una de Europa League) y la duda en las nuevas generaciones de casi preguntarse si ese barco que navegaba el Nervión realmente existió o era sólo una leyenda que contaban los padres nostálgicos.

Tan real es el navío que ahora mismo reposa, paciente, en el Museo Marítimo de Bilbao. Retirado de la circulación por la Autoridad Portuaria en 2012, fue acondicionado para su nuevo hogar tras un desembolso de 80.000 euros.

El club se ha apresurado a mostrar su parecer: no habrá paseo náutico

Como pieza de exhibición esperaba a que se aclarase el debate que divide ahora mismo a la capital vizcaína: ¿fletar la gabarra si se ganaba la Supercopa? El sector más purista de la afición del Athletic Club veía la cuestión como una exageración, oponiéndose frontalmente a desplegar la icónica embarcación para celebrar un trofeo menor al que, además, el club había llegado sin conquistar antes ni Liga ni Copa.

Otros, como declaró el mismísimo Aritz Aduriz tras el partido del Camp Nou, creían sin embargo que una ocasión como la actual no se presentaría en muchas temporadas. Parecía el premio justo para una generación de jugadores que había rozado el éxito en varias ocasiones.

Finalmente, el club se ha apresurado a mostrar su parecer: no habrá paseo náutico. La agenda del Athletic marca entrenar en Lezama a mediodía y acudir luego, por este orden, a la Basílica de Begoña, al Ayuntamiento y al Palacio de la Diputación. La cercanía del compromiso europeo contra el Zilina (jueves) y del propio estreno en Liga (en San Mamés, el domingo, también frente el Barça) recomendaban mesura en las celebraciones.

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