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Badreddin Wais, el refugiado sirio que fue líder del Mundial de Ciclismo durante 10 minutos

El ciclista, que huyó de Siria en 2014 por la guerra, atiende a Vozpópuli tras disfrutar en Glasgow de unos días de ciclismo inolvidables

  • Badreddin Wais, en la cima del mundo -

Ten”. La voz de la mujer de la Unión Ciclista Internacional que se encarga de dar la salida a los corredores marca el inicio de la cuenta atrás. Badreddin Wais, del Refugee Cycling Team, un plantel internacional que como su propio nombre indica da cobijo deportivo y representación en las competiciones de elite a corredores que no pueden correr bajo la bandera de su país, está sobre la rampa de salida. Viste un mono de contrarreloj ajustado, de blanco impoluto en la parte superior. Sobre el corazón, y entre el tejido que se adosa a su cuerpo para buscar la mayor aerodinámica posible y su propia piel, ha colocado un gel deportivo, combustible alimenticio para lo que le viene: 47,8 kilómetros rodando sólo, sin nadie por delante. Badreddin Wais será el primer participante que tome la salida en la contrarreloj individual de los Mundiales de Ciclismo. Estamos a 11 de agosto de 2023.

Five, four, three, two, one, go!” La cuenta atrás ha expirado. Badreddin Wais se lanza por la rampa de salida. Durante poco más de una hora pedaleará sin descanso a una media algo superior a los 40 kilómetros por hora. El Mundial de Glasgow no es uno cualquiera porque ha aunado casi todas las disciplinas de ciclismo que puedan existir, lo que le ha hecho recibir el nombre de ‘Súper Mundial’. En la crono individual son 77 inscritos, de los cuales acabarán 76. Y los hay de todos los países casi posibles y de niveles muy alejados no sólo de la elite profesional sino del profesionalismo en general. Y nos referimos a las prestaciones y rendimientos de muchos de ellos, no a su dedicación y entrega; pero el hecho de que el representante de Ghana y último clasificado termine a media hora del campeón del mundo, Remco Evenepoel, ilustra que hay al menos dos sectores competitivos muy diferenciados.

Wais perfectamente puede tener las piernas cansadas ya que tres días atrás ha tomado parte en la contrarreloj mixta por equipos, donde tres mujeres y tres hombres de cada equipo han completado 40 kilómetros. Wais ha competido bajo el nombre del equipo Centre Mondial du Cyclisme y bandera de Suiza, país donde vive (en Berna). El Centre Mondial du Cyclisme ha terminado el 14º de 18 posibles y ha superado a la selección de Ucrania, a la de las Islas Mauricio, a la de China y a la de Afganistán. A la conclusión de la prueba, Wais se ha fotografiado con su escuadra, felices todos. El resultado, aunque ‘importante’, no es crucial. Lo crucial es estar ahí, vivir, haber seguido.

Badreddin Wais, segundo por la derecha, tras terminar la prueba de relevos mixtosInstagram de Badreddin Wais

Huir de Siria por la guerra

Ser el que abre una contrarreloj te da el privilegio de que durante algunos minutos las cámaras se centren en ti. Como la diferencia entre un corredor y otro en el orden de salida es de un minuto y poco, tampoco es que Weis abrace mucha cobertura mediática. Pero algo tiene. En la soledad de las rutas escocesas, Wais posiblemente pensó en el camino. No sólo en el camino que tenía por delante sino en el que le llevó ahí. Y cualquier dolor de piernas, cualquier sufrimiento que conlleve pedalear a más de 40 kilómetros por hora durante 60 largos minutos —porque se sufre muchísimo, créanlo — no se acerca ni en el fondo ni en la forma a lo que puede suponer tener que irte de tu país, de tu tierra, de tu vida, con 23 años. Eso le sucedió a Wais, que por motivo de la guerra de Siria tuvo que terminar dejando el país a finales de 2014. Nacido en Alepo en enero de 1991, lo que se encontró cuando decidió salir de su país fue “un viaje de tres meses”, nos cuenta, tras su experiencia en Glasgow. Un viaje “a pie, en bote por el mar y finalmente en avión”. Y decide no extenderse más sobre ese punto.

Badreddin Wais es un ciclista con mucha experiencia en citas internacionales y llegó a ser 9º en los Campeonatos de Asia de Contrarreloj

Wais supera kilómetros y kilómetros de contrarreloj en Escocia. De momento, consigue que por detrás nadie le sobrepase, que nadie le doble, algo siempre muy doloroso en las contrarrelojes, aunque en esta en concreto, y con ese lapso de sólo un minuto escaso entre corredores, el drama sería menor. Tampoco él es alguien nuevo en estas lides, puesto que tiene experiencia sobrada en citas mundialistas, con una presencia casi ininterrumpida en los Mundiales desde 2017. Desde entonces, solo ha faltado en 2022. Además, fue 9º (de 18 en total) en los Campeonatos de Ciclismo de Asia en 2019. En los Juegos Olímpicos de  Tokio fue 38º y último clasificado en la contrarreloj individual. Pero repetimos, el puesto, poco importaba.

Obviamente, conforme pasa por los tiempos intermedios, y al ser el primero en hacerlo, siempre va a marcar el mejor crono. Sin embargo el objetivo de Wais es que esa mejor marca se quede algunos minutos, que sus oponentes que acechan por detrás no mejoren su registro.

Badreddin Wais, en pleno esfuerzo durante el Mundial de GlasgowInstagram Badreddin Wais

Refugee Cycling Team, una labor esencial para los que se tuvieron que marchar de casa

Wais monta en bici desde los 14 años “y como dedicación profesional desde los 17”, nos apunta. Para él hablar del Refugee Cycling Team es hacerlo de agradecimiento, de un proyecto “esencial para alguien con un buen nivel deportivo que ya no tenía forma de representar a su país”. Su caso no es el único y concretamente, un poco después de su partida, en la rampa mundialista Amir Ansari toma el testigo del equipo de refugiados. Él, afgano, tiene un pasado con puntos comunes al de Wais

 “Vivo en Berna, sí. Con mi mujer. Y trabajo a tiempo parcial en una tienda y compito los fines de semana”. Ese es el día a día de alguien cuya dedicación no exclusiva al ciclismo hace que tenga que correr en carreras o bien de la última categoría del ciclismo o directamente amateurs. Aunque en alguna ocasión y más allá de eventos por selecciones como este Mundial, Wais tuvo la ocasión de paladear más o menos el profesionalismo. Ahora en el club Hexagone-Corbas Lyon Métropol, de categoría amateur, pero en su día en planteles de división continental (la última del ciclismo profesional), logró tomar parte en eventos de primera línea en lo que a formaciones ciclistas se refiere, como la Crono de las Naciones, que previamente a la introducción de la modalidad de contrarreloj en los Mundiales a mediados de los 90, era el campeonato mundial oficioso de la disciplina.

Líder del mundo durante diez minutos

Mientras aprieta los dientes rumbo a la meta de Stirling para concluir otro Mundial de contrarreloj más Wais piensa en todo su pasado, en su relato, en su existencia. En el adoquinado final, en esa cuesta donde el remate al esfuerzo se convierte en un dolor atroz, el ciclista se exprime, se retuerce, cabecea, lleva metido todo el desarrollo, imposible levantarse y bailar sobre la bici. Ni él ni nadie.

Y termina. Su tiempo se va un poco por encima de la hora y siete minutos. Al final del día, con Remco Evenepoel ya campeón del mundo, con un registro el del belga que lima los 55 minutos y 20 segundos (55:19), la marca de Wais le va a servir para ser el 60º de los 76 que terminan.

Pero eso es al final de la jornada, porque inmediatamente después de cruzar la meta y como se hace habitualmente en este tipo de contrarrelojes de primer nivel, el que marca el mejor tiempo acude a una especie de trono, donde permanece hasta que alguien le arrebata esa marca, si eso sucede. Está claro que con Wais, tarde o temprano, va a pasar. La cuestión es aguantar el máximo tiempo posible en el sillón que, provisionalmente, te ha coronado como el mejor del mundo. Aunque sea por unos minutos.

Badreddin Wais, en la cima del mundoInstagram de Badreddin Wais

Los rivales de Wais entran en meta. Durante 10 minutos, Wais es mejor que todos ellos y mantiene su momento de gloria, sus focos, la televisión apuntando, casi más en modo anécdota. Quizá competitivamente sea así, pero para el sirio supone un mundo entero estar como dueño de ese trono.

“Cuando entré en la meta tuve una sensación increíble. Esto es lo que hace del deporte algo increíble. Fue algo brutal que me anima a seguir en el ciclismo. Es deporte de alto nivel pero también es vida. Cuando crucé la línea de meta pensé en mi viaje, en todo lo que me ha pasado, en mis antecedentes. Y de repente me digo: ‘Estoy sentado en el pódium, en el nivel más alto del mundo'. Diez minutos en el primer puesto del pódium del mundial. Un sueño hecho realidad y algo que he perseguido durante mucho tiempo”.

“Cuando crucé la línea de meta pensé en mi viaje, en todo lo que me ha pasado, en mis antecedentes. Y de repente me digo: ‘Estoy sentado en el pódium, en el nivel más alto del mundo’”

Ryan Mullen marca en la llegada el primer registro serio a tener en cuenta en lo que a la clasificación final se refiere. Ha destrozado todos los cronos hasta el momento y pulveriza también el mejor hasta la fecha, el de Wais. Lo supera en nueve minutos. Mullen ha sido varias veces campeón en ruta de Irlanda y también contra el crono. Y en 2013 se llevó la citada Crono de las Naciones. Es otro nivel. El irlandés terminará dentro del Top-20 del Mundial (19º) a tres minutos del ganador. Y durante otro largo rato será él quien sustituya a Wais en el ‘la cima mundial’, que para ambos es algo provisional, pero que para Wais significó el premio a toda una vida. Y el deporte no sólo es eso sino que también debe ser eso.

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