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Todo en Barcelona empieza y acaba en Messi (5-0)

Tantos ojos sobre Messi en la previa que el ambiente del aperitivo del partido andaba plomizo en el Camp Nou. Todos esperaban que Bartomeu se pronunciase sobre el cadáver directivo

  • Messi, frente a Javi Varas.

Tantos ojos sobre Messi en la previa que el ambiente del aperitivo del partido andaba plomizo en el Camp Nou. Todos esperaban que Bartomeu se pronunciase sobre el cadáver directivo de Gratacós o sobre una renovación que, lejos de desmadejarse, parece cada vez emponzoñarse más. Y el presidente dijo mucho sin decir nada.

En una oda al fútbol de toque insípido, el primer cuarto de partido transcurrió con dos equipos disputándose un dudoso honor: el de amasar más posesiones no beligerantes. Con todo, el Barcelona se sabía capaz de desequilibrar el partido a poco que metiese la directa, y así lo hizo en cuanto el carnívoro Suárez olió la sangre.

El gol desencadenó el talento de Messi, que se desperezó y quiso empezar a ser protagonista a la hora de la siesta. Varas evitó que lo hiciera antes del descanso, con dos intervenciones extraordinarias (una de ellas en un mano a mano que se presumía letal), pero la vuelta de los vestuario comenzó a derramar los goles.

Messi agarró la batuta y comenzó a dirigir la orquesta culé, de jugador para todo, permitiendo lucirse incluso a Arda, apuesta de un Luis Enrique que prescindió de Neymar buscando de nuevo el olfato de gol del turco. Hubo tiempo, incluso, para que Aleix Vidal, titular, dejase de ser el patito feo del plantel y lacrase con su tanto la borrachera ofensiva.

Como casi siempre, quien comenzó hablando de Messi por lo extradeportivo terminó el domingo hablando del rosarino por lo que ocurrió sobre el césped. Alfa y omega culé una tarde más, el argentino volvió a subrayar la realidad contemporánea del club: sólo él es imprescindible en el Barcelona.

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