"Esta es una prueba más de que la CBF (la Confederación Brasileña de Fútbol) es una de las instituciones más corruptas del planeta", disparó Romario, quien la semana pasada abandonó el Partido Socialista Brasileño (PSB) y ahora actúa como legislador independiente.
En una entrevista a la agencia brasileña Estado, Romario sostuvo que el Ministerio Público Federal debe investigar las denuncias, y que el gobierno debería dictar una intervención a la CBF. "Yo separaría a todos los dirigentes e integrantes de la CBF, contrataría a una empresa para realizar una auditoría de los últimos 20 años. Ni un solo dirigente se salvaría", aseveró.
Según el diputado, quien busca un nuevo partido para buscar una silla en el Senado en los comicios de 2014, pese a que la CBF es un ente privado, se justifica una intervención, ya que el organismo "deja de pagar impuestos federales, usa el himno nacional, los colores de Brasil y el máximo patrimonio del fútbol: los jugadores". "Ellos tienen que darle una respuesta al pueblo. Tiene que haber una manera de obligarlos a aclarar todo", agregó el "artillero de los mil goles".
Romario dijo que insistirá también en su propuesta de crear una comisión parlamentaria de investigación sobre la CBF, pese a que admitió que enfrenta resistencias por parte de sus pares en la Cámara Baja a realizar la investigación en vísperas de la celebración en Brasil del Mundial de 2014.
Las nuevas denuncias de irregularidades en la CBF fueron divulgadas este jueves por el diario "O Estado de Sao Paulo" que, según unos documentos a los que tuvo acceso su corresponsal en Ginebra, Jamil Chade, reveló que la entidad desvió parte del dinero recaudado con los amistosos de la selección nacional a empresas registradas en Estados Unidos a nombre del Rosell.
Según Chade, el desvío de dinero comenzó en 2006, cuando la CBF era presidida por Ricardo Teixeira, un amigo personal de Rosell. El dirigente, quien también integró el comité ejecutivo de la FIFA, dejó ambos cargos el año pasado, al verse involucrado en los escándalos de corrupción que sacudieron en los últimos años al ente rector del fútbol mundial.
La CBF tiene contrato con la empresa saudita ISE, con sede en las Islas Caimán, y que actualmente ostenta los derechos de organización de los amistosos de la selección brasileña. Uno de los documentos citados por el medio es un precontrato firmado por ISE para negociar 24 amistosos con la empresa Uptrend Development LLC, que tiene sede en Nueva Jersey y está registrada a nombre de Alexandre R. Feliu, que es, según Chade, el "nombre oficial de Sandro Rosell Feliu".
El esquema de desvío de dinero, agrega, funcionaba mediante la transferencia a ISE de unos 1,6 millones de dólares por concepto de lucros por cada partido. De ese total, unos 1,1 millones eran "devueltos" a la CBF como pago del caché, y el resto no era contabilizado por la entidad, sino que se enviaba a las empresas de Rosell. Según el contrato, por 24 partidos se le pagaría a la empresa en Estados Unidos unos 10,9 millones de dólares, lo que supone un monto de unos 450.000 dólares por partido.
El rotativo reveló que el esquema de desviación de dinero de los amistosos persiste hasta la actualidad. El informe sostiene que, antes de renunciar al comando de la CBF, en marzo de 2012, Teixeira prorrogó por diez años el contrato con ISE y elevó "a casi 800.000 dólares" el monto recaudado con amistosos desviado para cuentas bancarias abiertas fuera de Brasil.