Italia, comandada una vez más con criterio por Andrea Pirlo, se impuso en el Arena Amazonia por 1-2 a una buena Inglaterra, que no tradujo en el marcador su mayor control del juego, especialmente en la última media hora. La exhibición del veterano centrocampista italiano no le valió para ser elegido MVP, galardón que recayó en Balotelli, autor del gol de la victoria.
En un grupo dinamitado por el triunfo de Costa Rica sobre Uruguay, los italianos sumaron tres puntos de oro en el partido que más temían, tanto por el rival, como por las condiciones climatológicas que debían afrontar. En el corazón de la mayor selva del planeta, brillaron los supervivientes. Irrumpieron futbolistas que siguen siendo el referente, por más que les busquen sustitutos.
Entre estos, hay jugadores que no necesitan tocar el balón para ser genios. A otros les basta con una acción para cambiar un partido. Y, luego, están los impredecibles, de los que puedes esperar lo mejor o temer lo peor. En Manaos, en las condiciones extremas que impone el Amazonas y un campo duro e irregular, todos fueron apareciendo por orden.
Lo hizo primero Pirlo, que con 35 años aún sigue decidiendo qué es lo mejor en cada momento. Y lo mejor en el minuto 35 fue amagar a la salida de un córner, dejar que pasase el balón, llevarse a su par y que Marchisio tuviese suficiente tiempo para colocarse el balón y lanzar un duro disparo, inalcanzable para Joe Hart, desde el borde del área.
El tanto despertó a Wayne Rooney, otro personaje en busca de un autor, de un técnico que concrete cuál es su mejor puesto en la actualidad, cuando ya ha perdido la pujanza de su juventud. Escorado a la izquierda, prácticamente no había entrado en juego en más de media hora. Pero a los 38 minutos, aprovechó un pase entre líneas de Sterling, sacó una cabalgada por la banda y puso un pase al segundo palo inalcanzable para todos menos para Sturridge, que no tuvo más que empujarla a gol.
Empate y vuelta a empezar. O casi, porque aún faltaba Balotelli, la ruleta rusa, que tan pronto es SúperMario como un fantasma irreconocible. Decidió abandonar su letargo justo antes del descanso, con una vaselina desde el lateral que sacó bajo palos Jagielka, y se resarció al comienzo del segundo tiempo, con un remate de cabeza que devolvió a Italia la iniciativa en el marcador.
Con los veteranos agotados fue el turno de los jóvenes. Inglaterra, que acude al Mundial con su segundo equipo más joven desde 1958, los tiene muy buenos, pero aún les falta poso.
Corrieron mucho, llegaron al área en muchas ocasiones y rondaron el gol, pero o se toparon con Salvatore Sirigu, que cumplió como sustituto del lesionado Buffon, o no encontraron la forma de desarmar a una selección italiana que, resguardada en su campo, aún tuvo tiempo de inquietar a Hart con una falta lanzada al larguero por Pirlo en el descuento. Pero no necesitó más para sumar tres puntos vitales.