Robert Fernández fue categórico hace unos días cuando Mónica Marchante le preguntó por la salida de Luis Enrique y la llegada del nuevo técnico: "Yo decidiré el nombre del nuevo entrenador". Una afirmación que, si bien concuerda con las competencias de su cargo como director deportivo del club, se aleja un poco de la realidad y del modus operandi de la entidad azulgrana en estos días.
Josep María Bartomeu ha elegido a Ernesto Valverde como sucesor de Luis Enrique. Un entrenador que conoce bien la casa, con una imagen amable y con seny, una trayectoria contrastada lejos del Camp Nou y un perfil que encaja bien con lo que busca el presidente culé. En su día, tras el anuncio de Lucho de su marcha, se abrió un dilema ante la opción de que Jorge Sampaoli pudiera sentarse en el banquillo azulgrana, al ser el candidato preferido por Lionel Messi para suplir al asturiano. Sin embargo, Bartomeu no ha contemplado la opción del argentino en ningún momento.
Otra cosa es la opción de Juan Carlos Unzúe. El nombre del navarro ha sido sugerido por Luis Enrique, quien se ha postulado a favor del que hoy es su ayudante. Pero ha sido el respaldo del vestuario el que ha convertido esa opción remota en una posibilidad real. Pesos pesados del vestuario como Piqué o Iniesta han apoyado públicamente la candidatura de Unzúe, al que consideran "sobradamente preparado para asumir esta responsabilidad". En realidad el ex del Numancia ha sido quien ha llevado el peso de la relación con los jugadores en la era Luis Enrique, además de tener mucho protagonismo en la preparación táctica de los partidos y de las jugadas a balón parado.
Unzúe es el técnico elegido por el vestuario, en el que Messi no se ha manifestado a favor, pero tampoco lo ha hecho en contra. De hecho, la relación entre el segundo de Luis Enrique y Mascherano, mano derecha de Leo, es magnífica. Lo que allana el terreno a Unzúe, que podría ser a Luis Enrique lo que Tito fue a Guardiola. Por tanto, un modelo ya experimentado con éxito en el club recientemente.
Ante este panorama, Bartomeu ha llegado a sopesar la posibilidad de que Unzúe se mantenga como mano derecha de Valverde. Algo que no parece claro, dado el respaldo de un vestuario que apuesta por la continuidad y, para muchos, la autogestión del grupo en el que la opinión de Messi tiene mucho peso. Bartomeu tiene que resolver un sudoku y Valverde espera sin renovar en Bilbao.
