Villa ya sabe que jugará la temporada que viene en el New York City, del que tiene el honor de ser el primer futbolista profesional de su historia. Una especie de bien remunerada jubilación anticipada. Más plata menos competición. Pero jugará el Mundial con la seguridad de tener resuelto su futuro. Algo similar a lo que le ocurrió en 2010 en Suráfrica. Unos días antes de la gran cita, el asturiano firmó por el Barcelona. Una forma de garantizarse la tranquilidad y la atención exclusiva a lo que toca.
No pueden decir lo mismo todos los seleccionados. Muchos afrontarán el desafío en Brasil con la incertidumbre de quien no conoce con precisión qué va a ser de su vida. Sí lo parece tener claro Casillas, paradójicamente el tipo que se ha tirado todo el curso deshojando la margarita de su salida o insinuándose al menos. Y toda la línea defensiva llega estable. Los problemas surgen en el centro del campo, donde desde Xavi hasta Koke (al menos el rojiblanco ha dejado claro que "no quiere moverse") tienen su próxima temporada en el aire. El azulgrana no sabe la que le espera cuando acabe el Mundial, pero no se descarta la salida. Como tampoco la de Cesc, que apunta de vuelta a la Premier. Por el rojiblanco, futbolista de moda, se acumulan las propuestas.
En realidad Pedro está en las mismas. La interrogante sobre su cabeza, todo pendiente de ver qué le dice Luis Enrique a la vuelta. Diego Costa deberá compartir la ilusión de disputar su primer Mundial con la inseguridad (supuesta, en realidad el Chelsea ya cree saber que se lo lleva) de no conocer exactamente su desesnlace. Y Fernando Torres, con contrato en el Chelsea, suena igualmente con opciones de cambiar de aires. Un engorro, en suma, una tentación para la distracción de la que debería protegerse.
Lo suyo es que todos los internacionales españoles, aplicando el criterio Villa, supieran ya dónde van a jugar el curso que viene. Que las negociaciones o la rumorología no les sorprenda en mitad del partido o del entrenamiento. Que no les distraiga o les ponga nervioso. Quedan diez días para arrancar el Mundial y Del Bosque necesita a todos sus futbolistas concentrados y atentos. Y Villa bien que lo sabe.