Italia siempre ha sido un equipo incómodo, una selección que se embosca pacientemente para desplegarse con audacia cuando el rival baja la guardia. Pero en esta ocasión Conte decidió sorprender con un planteamiento atrevido. Al minuto de juego De Gea ya había intervenido dos veces. Italia defendía solidariamente, pero se desplegaba con sentido y con el balón en los pies por los costados. Los azurri poco tenían que ver con el equipo huraño de la primera fase, presionando arriba a los centrales españoles en la salida y tocando con criterio con De Rossi ejerciendo de metrónomo.
En el primer acercamiento serio al área De Gea justificó su titularidad al salvar un remate abajo de Pellé, hosco delantero del Southampton que resulta ser el primer defensa transalpino. Italia dominaba y creaba peligro a una España desorientada, más pendiente del rival que de sí misma, traicionando su forma de ser. Un nuevo remate de Giaccherini obligó a De Gea a desviar el diparo al palo antes de que el árbitro señalase juego peligroso del italiano. El mediocampo español estaba dimitido. Sin noticias de Iniesta, Silva o Nolito, Ramos y Piqué se sacudían los problemas a pelotazos que Morata perseguía sin éxito. Busquets se veía desbordado por la movilidad de Giaccherini y Parolo. Italia llegaba desde atrás, en oleadas, sorprendiendo en los espacios, eligiendo bien siempre.
El duelo era de ida y vuelta, de susto o muerte. Pero la mayoría de lo que ocurría pasaba con permiso de los italianos
Hasta el minuto 20 no logró corregir Del Bosque el desaguisado en el centro del campo, lo que celebró la Roja con un disparo de Cesc en el área que despejó numantinamente un defensa. La pelota comenzaba a fluir en los pies españoles, con los laterales más arriba y la medular más participativa. Fue Iniesta, en el minuto 27, el primero que hizo trabajar a Buffon con un disparo tan lejano como tierno. España se desperezaba, mientras Italia esperaba con paciencia las desanteciones hispanas.
Pero ocurrió lo que el partido insinuaba. Sergio Ramos, en esa versión errática y engreída de central superado por su ego, realizó una falta evitable a Pellé al borde del área. Eder le pegó duro abajo, con la complicidad de una barrera mal colocada, y De Gea rechazó dejando la pelota muerta en el área pequeña, donde tres italianos se lanzaron como tigres a por la bola mientras la defensa española observaba paralizada la jugada. Chiellini llegó el primero para remachar a la red el balón y poner por delante a los azzurri. Merecido gol ante una España indolente en defensa y grosera en ataque. De Gea volvió a evitar el segundo (o el tercer) gol italiano con una mano salvadora tras un esquinado disparo de Giaccherini. Cuando el árbitro señaló el descanso, De Gea era el mejor de los de Del Bosque. Italia se divertía con el balón en los pies y España andaba sonada. Reproches, malas decisiones, falta de tensión, ausencia de actitud... La mejor noticia es que se marchaba solo un gol abajo en el marcador. Pudieron ser tres si De Gea no hubiese estado certero.
El partido entró en su recta final cuando Aduriz se retiró lesionado, ingresando Pedro, al tiempo que Insigne sustituyó a Eder. El italiano probó a De Gea en la primera que tuvo, después de sentar a Ramos con un giro de cintura. Respondió Pedro, en una pelota cruzada por Silva en la que Buffon resopló. España se encontró el empate en un balón que Buffon estuvo más listo que Piqué. Y entonces volvió a ocurrir lo que el partido insinuaba, lo que Italia llevaba todo el partido mascullando. Un cambio de juego de Insigne dejó solo a Darmian, que sirvió al centro dondePellé, que ante la ausencia de un Piqué entregado a la heroica, batía a De Gea y certificaba el pase.Para revertir el despropósito del Bosque retiró a Nolito, perdido en tierra de nadie, y colocó a Aduriz en punta, dejando a Morata trabajar a la espalda del ariete del Athletic. La bronca en el vestuario activó a sus jugadores. Pudo empatar Morata en un remate blando en el área pequeña, cuando apenas pasaban cinco minutos de la reanudación. España comenzaba a asomarse al área italiana acumulando méritos: otro remate de Morata, un disparo de Cesc... Y cuando mejor pintaba para la Roja, Eder se plantó solo ante De Gea, que con mucha sangre fría, aguantó de pie y sacó otra mano decisiva. La inercia del partido habia cambiado. Las buenas noticias eran que España hacía de España con el balón en los pies. Las malas, que Italia hacia de Italia pertrechada atrás y saliendo a la contra.
Italia tuvo otro ocasión a la hora de partido, pero ni defensas ni delanteros estuvieron acertados. Dos contra dos en los que los azzurri llegaban siempre al área español gracias al partido descomunal de su ariete, Pellé, que ofreció una exhibición jugando de espaldas. El duelo era de ida y vuelta, de susto o muerte. Pero la mayoría de lo que ocurría pasaba con permiso de los italianos. Flotaban a Ramos en la salida, encimaban a Juanfran en la banda, daban espacio a Cesc por los costados.... Nada pasaba por casualidad. Aduriz cruzó un remate que se encontró al borde del área cuando Lucas Vázquez entraba en lugar de Morata. España ganaba yardas, Italia arañaba segundos. Una volea de Iniesta fue desviada por un sonriente Buffon, al que le hizo menos gracia un disparo lejano de Piqué que se sacó de encima como pudo.
Las buenas noticias eran que España hacía de España con el balón en los pies. Las malas, que Italia hacia de Italia pertrechada atrás y saliendo a la contra
España no fue la España de otras veces. Fue más voluntariosa que brillante. Más parecida al día de Croacia que al de Turquía. España cierra así su círculo virtuoso (un Mundial y dos Eurocopas) precisamente ante Italia, contra la misma selección ante la que empezó todo en 2008 en aquella ronda de penaltis de la Eurocopa de Austria. Se acaba un ciclo que escribe su última página con la marcha de Iker Casillas y, probablemente, de Vicente del Bosque. Queda la impronta de un equipo que ha jugado la pelota deliciosamente deslumbrando al mundo, pero al que los años han castigado y por la ausencia de un goleador. Italia ganó con justicia un partido que sin De Gea habría acabado en goleada. España es historia. Italia es eterna.
ESPAÑA: De Gea, Juanfran, Pique, Ramos, Alba, Busquets, Cesc, Iniesta, Silva, Nolito (Aduriz 46') (Pedro 80'), Morata (Lucas Vázquez 69').
ITALIA: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Florenzi (Darmian 83'), Parolo, De Rossi (Thiago Motta 53'), Giaccherini, De Sciglio; Pellè, Eder (Insigne 81').
GOLES: 0-1 (34') Chiellini. 0-2 (88') Pellé
Árbitro: Cakir (de Turquía). Amarilla a De Siglio, Nolito, Pellé, Motta, Busquets, y Silva.