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Fernando Torres calla bocas y revitaliza el espíritu del Atlético

El Niño marcó los dos goles que dieron el triunfo a los rojibancos en el derbi madrileño.

  • Fernando Torres anota el segundo de sus goles.

Tenía que ser él. O no. Pero ha sido él. Cuando peor pintan las cosas. Cuando el Atlético de Madrid, su Atleti, encuentra los desafíos más adversos. Cuando el gol escasea y las estrellas se apagan. Ha vuelto a hacerlo. Fernando Torres ha emergido de la nada, de una sequía interminable, de la segunda línea de combate donde Simeone le ha tenido hasta que no ha podido más. Dos portentosas intervenciones consecutivas han devuelto el foco rojiblanco al 'Niño' justo cuando más falta hacía. A todos. Al equipo, a sus compañeros, al Cholo, a la afición y, por supuesto, a él. Pero siempre en último lugar.

Sus dos goles para firmar el importante triunfo ante el Leganés son una liberación repleta de celebraciones: gol 4.500 del Atleti en Liga y sexto anotador en la historia del club. No en vano, el rival fue el mismo con el que debutó hace 16 años en el Calderón pero en el infierno de Segunda. Aquel niño ya es un niño con mayúsculas que vive una segunda juventud en el club de su vida en pos de metas nunca alcanzadas con la rojiblanca.

El partido, último derbi liguero en el Manzanares, le permitió redimirse, callar bocas (muchas de ellas de la propia afición) y revitalizar a un equipo con más dudas que certezas y con una semifinal de Copa del Rey casi perdida. O no. El espíritu de Torres permitió rescatar la eliminatoria contra el Barça para afrontar el choque del Camp Nou como más le gusta a los rojiblancos, en el límite de lo imposible.

Torres ha sido ejemplar, por más que le critiquen y le acusen por ejemplo de haber realizado pretemporadas específicas ajenas al resto del equipo lo que provocaba desajustes entre la forma de él y la de sus compañeros. Asumiendo el rol secundario en la delantera, el 'Niño' sólo ha tenido que esperar a una mejora propia, sumada a la continuidad y confianza de Simeone y a un cambio en la suerte. Lo cual parece haber llegado.

La temporada pasada ocurrió algo similar tras el fiasco de Jackson Martínez. Un año después, es Gameiro, el 9 titular, quien no termina de aparecer y el Cholo ha perdido la paciencia con el francés. Ha llegado la hora de Torres y el 'Niño' parece decidido a entrar en escena tirando del carro. Y lo hace cuando Griezmann se vuelve gris (ayer falló su quinto penalti de siete lanzados en el Atleti) o Carrasco amaga con arrebatos de rebeldía y Gaitán o Correa no demuestran su valor. En la zozobra y en los momentos de oscuridad, Torres es ese rayo de luz que penetra en el Atlético de Madrid e ilumina todo. Con él hay esperanza.

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