"Hemos centrado nuestro trabajo en la comparación de los compuestos Pirelli, empezando con el blando para pasar al duro por la tarde. La pista estaba más fría que ayer (miércoles), sobre todo por la mañana, y la falta de agarre ha hecho que fuera más difícil tratar de encontrar la puesta a punto adecuada", explicó Alonso en declaraciones difundidas por Ferrari.
Lo que no dice es que el F138 sigue un escalón por debajo de varios coches, sobre todo McLaren y Red Bull, en cuanto a estabilidad y docilidad en pista. Ni tampoco deja entrever su preocupación porque otro miembro de la clase media, Williams, se autoinvite este año a luchar por el podio, incluso por victorias, poniendo en aprietos a Ferrari.
"Hemos probado diferentes configuraciones aerodinámicas y por primera vez hemos hecho algunos cambios en el reglaje con el fin de entender mejor el rendimiento y la degradación de los neumáticos", prosigue el español.
"Con cada cambio realizado, el coche reaccionó como esperaba; ha sido útil realizar una comparación entre las distintas soluciones, sobre todo para entender la dirección a seguir la semana que viene, cuando pongamos mayor énfasis en el rendimiento", anunció Alonso.
Una de las claves del comportamiento general del bólido son los neumáticos, señalados por muchos como el gran caballo de batalla de la pretemporada: "Volverán a ser, un año más, uno de los aspectos más difíciles de gestionar: son más blandos y más rápidos, pero también menos consistentes, degradándose rápidamente en cada vuelta".
En la última frase del comunicado el ovetense parece dejar entrever la realidad exacta de su nuevo coche, aunque intenta enmascararla con aquello de 'mal de muchos': "Vamos a tener mucho trabajo por delante hasta llegar a encontrar la mejor forma de equilibrar el coche, pero esto es así para todos los equipos".