Ferrari no levanta cabeza. Inmerso en una desigual carrera por alcanzar las prestaciones de Red Bull y los puntos de Vettel en el Mundial de Fórmula 1, la Scuderia afrontaba este fin de semana con la mentalidad relajada de saberse protagonista principal -por la leyenda que acompaña a su historia- del Moscow City Racing.
Desde 2008 Moscú organiza todos los años una exhibición de bólidos de Fórmula 1 por las calles del centro de la ciudad, con los más famosos monumentos como paisaje de fondo.
Ferrari no faltó a la cita y envió para ello su coche del Mundial 2009, el F60, y a su piloto del Campeonato del Mundo de Resistencia, el japonés Kamui Kobayashi.
Como es preceptivo, en las horas previas a la exhibición, Kobayashi hizo las típicas declaraciones de agradecimiento destinadas a regalar los oídos a los moscovitas y, por ende, a Rusia, potencia mundial que hoy no conoce la crisis y donde, por ejemplo, habrá por vez primera en 2014 un GP de Fórmula 1 (en Sochi).
"Es la primera vez que estoy en la ciudad, estoy contento por haber tenido tiempo para ver algunos de sus atractivos turísticos. Normalmente, siendo un piloto de carreras, llegaría a la ciudad, iría directo al circuito y nunca tendría tiempo para ver nada de dónde estuviera. Eventos como éste te dejan un poco de tiempo para eso, además de permitirte acercarte a los aficionados. Por lo poco que he podido ver, Moscú es una ciudad realmente preciosa", manifestó el nipón.
Es casi seguro que los aficionados que hayan ido a ver el espectáculo automovilístico tampoco olvidarán la imagen de Kobayashi estampándose contra la valla lateral derecha del circuito urbano y al flamante Ferrari rojo hecho unos zorros tras el fuerte impacto.