"Con la excepción de los dieciséis clubes de la Euroliga, cualquier federación nacional que apoye las prácticas ilegales de ECA [Euroleague Commercial Assets] al permitir que sus ligas o clubes lleguen a acuerdos con ECA o cualquier otra entidad directa o indirectamente relacionada, perderán automáticamente el derecho a participar en las competiciones senior masculinas organizadas por FIBA Europa".
Las amenazantes palabras proceden de un explosivo comunicado que la FIBA ha hecho público como as en la manga en su lucha contra la Euroliga, que antes había emitido otro en el que defendía la libertad de los clubes para elegir si unirse a su bando o pasar a la recién creada Basketball Champions League.
Es el último capítulo de una fea polémica que no parece que vaya a disminuir, toda vez que el organismo presidido por Patrick Baumann realizó una demostración de fuerza en la Maison du Sport de París, con más de doscientos invitados presentes para una ocasión tan especial como la puesta oficial de largo de la Liga de Campeones de la pelota naranja.
En el acto, se hizo público por fin el tan debatido hasta ahora sistema de competición: treinta y dos equipos disputarán la fase regular, ocho de los cuales obtendrán su acceso a través de una ronda de clasificación jugada entre 24 escuadras. El número total de conjuntos que participarán en la nueva competición, por tanto, se sitúa en los 56, procedentes de 30 países.
Los clubes se clasificarán para la Basketball Champions League a través de sus ligas nacionales, exclusivamente por méritos deportivos. Los partidos, en otro cambio destacado con respecto a su rival, se jugarán los miércoles y los jueves para respetar las competiciones domésticas. No hay marcha atrás: el 27 de septiembre se pondrá en el aire el primer balón del torneo que ha provocado el agrio cisma del baloncesto europeo.