Hace menos de dos años Fernando Alonso comunicó oficialmente al mundo que dejaba Ferrari. El piloto español, aún teniendo contrato en vigor, se convertía el primero de la historia en abandonar por voluntad propia el equipo más legendario de la Fórmula 1.
Desde entonces, rara es la entrevista donde no le preguntan al español por Ferrari. Y desde entonces, muchas son las voces críticas que desde Maranello -sede de la Scuderia- y desde Italia han tachado, incluso insultado, al asturiano tildándole de "orgulloso" y echándole en cara que fue su carácter "demasiado exigente y altaneo" el culpable de buena parte de los discretos resultados deportivos de los bólidos rojos.
"No creo ya en nada, vamos a seguir siendo subcampeones, siempre va a faltar algo y esto me esta desgastando muchísimo", le dijo Alonso a Luca di Montezemolo
Alonso, elegante, rara vez ha entrado al trapo. Insiste, eso sí, en repetir con diferentes palabras lo que le dijo en su despacho al entonces presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo: "No creo ya en nada, vamos a seguir siendo subcampeones, siempre va a faltar algo y esto me esta desgastando muchísimo".
El bicampeón español se quedó corto. O eso parece tras lo sucedido este domingo en el GP de Alemania. En efecto, en 2015 Ferrari repitió subcampeonato por equipos tras Mercedes, pero el actual Mundial se ha ido de vacaciones con Red Bull es segunda posición de la clasificación general de constructores después de que sus pilotos, Ricciardo y Verstappen, se subiesen al segundo y tercer puesto del cajón de Hockenheim respectivamente.
El dúo de coches rojos, Vettel y Raikkonen, fueron quinto y sexto respectivamente, un resultado que confirma la evolución de Red Bull y el estancamiento de Ferrari en lo que va de año.
Lo peor es que la situación no ha sorprendido en Maranello, donde los despachos y los teléfonos arden desde hace semanas en busca de algún movimiento estratégico que reactive al equipo y lo ponga por fin en la senda de convertirse de verdad en una alternativa a los intocables Mercedes.
Así hay que interpretar la reciente baja del británico James Allison en su puesto de director técnico de la escudería, cargo que había ocupado durante los últimos tres años. Allison tenía contrato hasta 2018 y ha sido sustituido por el italiano Mattia Binotto.
Mediante un escueto comunicado, Ferrari anunció la desvinculación de Allison, que llegó a Maranello en 2014, proveniente de otro equipo histórico caído en desgracia: Lotus.
Con Allison al frente del departamento técnico, Ferrari regresó en 2015 a la senda del triunfo con las tres victorias sumadas por el alemán Sebastian Vettel tras un 2014 sin triunfos. Ahí se disparo la euforia en torno al piloto alemán y las más duras críticas a Fernando Alonso.
Sin embargo, llegó 2016 y Ferrari aún sigue buscando su primera victoria. Y Vettel comienza a perder la paciencia y lanza mensajes que se parecen peligrosamente a los que emitía Fernando Alonso antes de su espantada.
El alemán, siempre prudente, vivió en la carrera de su país un episodio esperpéntico transmitido a medio mundo por la radio. Desde el muro de Ferrari le pidieron que entrara para hacerle un undercut (parar unas vueltas antes para ganar la posición en pista) a Verstappen. "Pero si está a 8 segundos (demasiado lejos para que dicha maniobra tenga éxito)", avisó Vettel. Y, evidentemente, siguió en la pista.
Luego, finalizado el gran premio, intentó morderse la lengua, pero aparte de apelar al "trabajar mucho" y demás obviedades, dejó un mensaje claro: "Esto es lo que hay".
No será que no lo dijo, y lo sigue diciendo, Fernando Alonso...