Mientras Pedro de la Rosa y Jules Bianchi pilotan esta semana el triste F14 T en los entrenamientos colectivos de Silverstone, en los despachos de Maranello se planea el futuro de Ferrari en la Fórmula 1.
Luca di Montezemolo, presidente de la Scuderia, y Marco Mattiacci, nuevo director deportivo, saben que es primordial construir de una vez un bólido competitivo, pero como nadie tiene la certeza de que se vaya a acertar, lo seguro es atar al mejor piloto posible: Fernando Alonso.
Los jefes italianos ven desfilar hacia la puerta de salidad a ilustres como el ingeniero Luca Marmorini, pero consideran al español una de las columnas vertebrales sobre las que reconstruir el equipo. Por eso quieren ofrecerle una extensión de su actual contrato.
La relación entre Fernando y Ferrari expira en diciembre de 2016, pero en Ferrari están asustados antes los constantes rumores sobre ofertas y cantos de sirena. Sólo los actores principales saben de la veracidad de ese mercadeo, pero nadie puede negar que Alonso está harto de luchar en inferioridad de condiciones mecánicas.
De hecho, los italianos han observado un cambio de actitud, para mal, en el ovetense. Parece un poco frío y distante en las últimas semanas, sobre todo cuando le preguntan sobre su futuro. Si hasta hace unos meses afirmaba rotundo que quería cerrar su carrera en rojo, el pasado fin de semana en Inglaterra parecía menos convencido.
No hay duda de que Alonso no puede estar satisfecho con el desarrollo del actual curso. Es, con mucho, su peor temporada desde que viste de rojo, así que Ferrari hará lo posible por blindar al bicampeón mundial español.
Desde Maranello filtran que esta podría ser una semana crucial en ese sentido y dejan 'escapar' detalles de la operación: atar a Fernando hasta el año 2019, mediante una extensión de su actual contrato hasta el 2017 añadiendo una de dos años más.
En diciembre de 2019 Alonso tendría 38 años, edad ideal para retirarse de la Fórmula 1 y, quizás, probar nuevas emociones en otras modalidades.