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El Atlético preguntó a Falcao por su comida con Florentino y el colombiano la negó

El Atlético no lo hizo público, pero tampoco miró para otro lado. Y lo quiere dejar claro. En cuanto conoció la noticia de la comida entre Falcao y Florentino Pérez contada por Hugo Jiménez el pasado viernes en este diario, se puso en contacto con el jugador para preguntarle. El colombiano negó el encuentro.

Las noticias que vinculan a Falcao con el Madrid son casi semanales. La indiscreción del padre del jugador, una vieja declaración del propio futbolista que se rescata, los planes del agente, el interés declarado del club blanco, una broma de Florentino, una encuesta entre el madridismo, una palabra de Gil Marín sobre las dificultades de retener a su joya… Pero ninguna tan concreta y tan fea como la de ese almuerzo clandestino, a instancias de Jorge Mendes, entre el goleador del Atlético y el presidente de su máximo rival. Por eso sorprendió la pasividad del club rojiblanco, la víctima indiscutible, cuando se destapó ese episodio de infidelidad. Ni un reproche, ni una aclaración, ni una disculpa, ni un desmentido. El silencio institucional sorprendió incluso a los aficionados.

Pero el Atlético, aunque utilizó como estrategia dejar correr de largo la información, sostiene que no se quedó quieto. Menos con el Real Madrid, dice haberse puesto inmediatamente en contacto con todas las partes. Primero con el jugador, que aseguró no haber acudido a ninguna comida con Florentino más allá de la que les sentó en la misma mesa en la gala anual del diario AS. Luego con Jorge Mendes, el agente del colombiano y el más influyente de ambos clubes, que también desmintió la cita. Y finalmente con el dueño del restaurante El Paraguas, que igualmente negó haber albergado dicha reunión. El club no hizo un comunicado al respecto, como otra veces, pero sí trasladó su versión a los medios que le preguntaron. 

El desmentido de Falcao, sin embargo, sólo se produjo de puertas hacia adentro. En otras ocasiones, más con ambigüedad que con rotundidad, el jugador sí había utilizado los micrófonos o su cuenta personal de Twitter para desmarcarse, aunque tibiamente, de esa relación con el Madrid a la que se alude con tanta insistencia. Esta vez no. El colombiano optó por guardar silencio, lo que contribuyó a darle consistencia al episodio de infidelidad. Es el jugador quien podría zanjar con más claridad su futuro, pero no lo hace. Se comporta con corrección en sus declaraciones, trata de mostrarse extremadamente respetuoso con el Atlético pero no le cierra tajantemente las puertas al Madrid. Y eso alimenta un runrún que al club blanco, y no lo disimula, le conviene en estos días grises de juego y resultado.

El Atlético no pone la mano en el fuego por el destino del jugador. Pero sí sostiene que ve más fácil que continúe en el Manzanares (afirma que lo intentará) a que finalmente fiche por el Madrid. Aunque también admite que, por una simple cuestión económica, lo más probable es que abandone el Calderón para recalar en algún club extranjero. Gil Marín declaró recientemente que el jugador se ha ganado el derecho a decidir su futuro, pero en el club aseguran que esa frase tiene sus condicionantes: siempre y cuando sea a otra Liga. Como ocurrió con Agüero, el dueño del Atlético hará todo lo posible por evitar que su actual máxima estrella acabe en la acera rival. Y ya le ha hecho llegar nuevamente a Florentino Pérez sus amenazas y también a su representante de cabecera, Jorge Mendes. La baza del precio, negarse a negociar y apelar a la cláusula de rescisión con todos los impuestos, sigue siendo su gran baza.

De momento, el Atlético se fía de su jugador, al que mientras tanto trata de abrirle los ojos ante las artes desestabilizadoras del club en el que de pequeño declaró querer jugar. No gustó, por ejemplo, el episodio de la servilleta que Florentino le entregó a modo de juego. Aunque pareció un guiño simpático y espontáneo, el presidente se lo anunció hasta en seis ocasiones a periodistas y fotógrafos presentes en la gala para que captaran el inocente momento. Escarmentados con ese episodio, Falcao y el Atlético decidieron no viajar a la gala del Balón de Oro en el jet privado en el que viajaron los jugadores madridistas, aunque les habría resultado más cómodo y más económico. Recibieron la invitación, de la que estaban alertados algunos medios de comunicación, pero la rechazaron. La interpretaron también como una trampa.

Falcao no ha desabrochado su Twitter como otras veces. Pero le ha dicho al club que todavía le paga que no comió con Florentino Pérez. El Atlético admite que, “de ser cierto”, ese encuentro sería muy grave. Dejaría a Falcao como autor de un hecho “despreciable” y, además, con la que está cayendo, como un tipo “poco inteligente”. Por eso, y porque le ve “incapaz por su forma de ser de haber hecho algo así”, le cree.  

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