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Casillas medita marcharse del Real Madrid a final de esta temporada

Lo hace en su círculo más cercano, a sabiendas de que no es fácil dejar un club en el que empezó con nueve años y con contrato hasta los 36. Sin embargo, el capitán del Madrid empieza a notar el desgaste que le supone no someterse al régimen de Mourinho.

El juego de palabras es recurrente, pero también literal. Mourinho ha logrado sacar a Iker de sus casillas. Y lo ha hecho, hasta el punto de que el capitán del Real Madrid está meditando la idea de abandonar a final de temporada su club de toda la vida. Así lo ha compartido con su círculo más cercano, y no es de esperar que lo reconozca públicamente. Primero, porque tampoco es algo que tenga decidido ni que resulte sencillo de concretar. Segundo, porque no sería responsable por su parte. Y, tercero, porque tampoco va a darle ese gustazo a Mourinho y su corte de juramentados, capaces de poner en duda el madridismo, la calidad y hasta la profesionalidad de Casillas.

No hace mucho, Iker dijo que "ojalá pudiera cumplir mi sueño y mi alegría de terminar en el club con el que tuve el privilegio de empezar con nueve añitos. Tengo contrato hasta los 36 años y tengo el sueño de acabar con 39". Sin embargo, el permanente ninguneo de Mourinho, quien en ningún momento se ha planteado su candidatura al Balón de Oro y en ocasiones hasta se refiere a él como "el portero", solo es comparable al de Florentino Pérez durante su primera etapa en la presidencia cuando se refería a él como "el porterito". Iker nunca ha sido de su agrado. Pérez quería a Buffon, quizás pensando que vendería muchas camisetas del portero italiano. El tiempo, como en otras tantas cosas que tienen que ver con el fútbol, le ha quitado la razón a Florentino.

Sus mensajes a través de Facebook para desmentir acusaciones tan graves como que es un chivato. Sus votos a Ramos y Del Bosque para el Balón de Oro por delante de Cristiano y Mourinho, respectivamente. Sus críticas a la alineación de Essien como lateral izquierdo en Dortmund. Sus conciliadoras declaraciones tras recibir junto a Xavi el Príncipe de Asturias de los Deportes, a cuya entrega, por cierto, no acudió Florentino Pérez y sí Sandro Rosell. Estos son los últimos ejemplos de que Iker no se pliega al pensamiento único que Mourinho pretende instalar en el vestuario del Madrid.

Lógico que Casillas se sienta más a gusto como capitán de la selección española que de su propio club. De hecho, hace dos veranos Mourinho ya intentó arrebatarle el brazalete. "Me voy con mi equipo", ha comentado Iker en más de una ocasión cuando llega una convocatoria con La Roja.

Si Mourinho pretende la rendición de Casillas, tal y como definen la situación quienes conocen la relación de cerca, el portugués ha pinchado en un hueso tan duro o más que el de Ramos. El número 1 del Madrid es Iker. Al menos, mientras siga en el Madrid y no haga maletas con destino a otro club en el que le valoren y respeten más. "Soy consciente de que cada vez es más difícil, te exigen más, siempre hay que ponerse el listón más alto y la gente ya no te permite que bajes ese listón. Es una responsabilidad añadida para mí". Iker habla entre líneas y medita en la intimidad.

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