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Gradas sin limpiar, baños rotos y una tienda sin productos: así descuida el Rayo el Estadio de Vallecas

El presidente de la entidad denuncia que la casa del rayismo se ha quedado pequeña, pero lo cierto es que mantiene los inmuebles del club en un estado paupérrimo y no explota las capacidades de los mismos

El pasado fin de semana saltó la sorpresa cuando Isabel Díaz Ayuso desveló que está negociando la cesión de un terreno de la Comunidad de Madrid con el Rayo Vallecano para construir un nuevo estadio. Una noticia que fue confirmada después por Raúl Martín Presa, presidente de la entidad y que aunque ha asegurado que el objetivo es que la nueva casa rayista esté cerca de su ubicación actual, la realidad sería bien distinta, tal y como publicó Vozpópuli esta semana, ya que no hay parcelas disponibles en el barrio o sus inmediaciones.

La noticia ha sentado mal entre los aficionados del club, que ven con cierta sorpresa las palabras de Martín Presa. El dueño del club asegura que el Estadio de Vallecas se ha quedado pequeño y que el club necesita más localidades para seguir creciendo, pero los peñistas señalan más bien lo contrario: la entidad está gobernada con desidia y el actual estadio y ciudad deportiva están en mal estado porque la dirección no se encarga de hacerles un mantenimiento adecuado.

Los aficionados consultados denuncian que Presa quiere un estadio tecnológico pese a que todavía el club no ha implantado la venta de entradas online, un sistema con el que otros equipos de la misma entidad cuentan desde hace más de una década. Esto ha traído imágenes veraniegas dantescas, con colas kilométricas para renovar los abonos.

Además, el Rayo Vallecano tampoco tiene una tienda online para vender sus camisetas, bufandas o tazas. Hay que recurrir al proveedor oficial, en este caso Umbro, para poder realizar una compra digital. La otra opción es acercarse a la tienda del club, en los aledaños del estadio, aunque tal y como ha comprobado este diario, esta está muy descuidada y no cuenta ni de lejos con la variedad de productos que sí ofrecen otros equipos del fútbol profesional. Tampoco tiene una máquina para serigrafiar camisetas al instante, algo que sí tienen desde hace años clubes de la región como el Getafe o el Leganés.

Otras quejas de los aficionados guardan relación con el deficiente estado de las instalaciones: desde grifos que no funcionan en los baños del estadio hasta aseos completamente a oscuras. Los peñistas, resignados, comparten con frecuencia imágenes de todo ello en redes sociales. A ello se suma la falta de limpieza en los asientos del coliseo rayista: es posible encontrar en el suelo cáscaras de pipa de partidos anteriores y excrementos de pájaros que el club no limpia antes de cada encuentro. Son los propios aficionados, tal y como han denunciado ante este diario algunos de ellos, quienes se encargan de adecentar su asiento.

La ciudad deportiva también está en un estado mejorable

La Ciudad Deportiva Rayo Vallecano, que se levantó sobre suelo público con una ayuda parcial de la Comunidad de Madrid, tampoco vive sus mejores años. La pintura blanca que en su día brillaba hoy presenta zonas oscurecidas por el paso del tiempo. En la fachada hay algunos parches de pintura para tapar pintadas vandálicas. Además, el parking que antes se empleaba para jugadores del filial o del femenino permanece cerrado y vacío desde la pandemia, con unos vestuarios que, tal y como cuenta Alberto Leva del diario especializado Matagigantes, no han recibido mejora alguna desde que se inauguró la instalación.

Imagen del descuidado aspecto de la ciudad deportiva del Rayo Vallecano | Vozpópuli

Basta con darse un paseo alrededor de la instalación para ver el descuido de la instalación por parte del club: las zonas verdes tienen basura que no se recoge -latas, plásticos y botellas- y han sido sustituidas a consecuencia del paso del tiempo por malas hierbas que no se arreglan desde hace años. También hay trozos de césped artificial tirados por el suelo y rodeados de maleza desde hace meses.

En el campo donde juega el Rayo femenino, las gradas instaladas por el Rayo Vallecano también tienen basura bajo el andamiaje, con algunas butacas tiradas que nadie se ha encargado de recoger. Además, los entrenadores del fútbol base, según cuentan fuentes conocedoras de la situación a este diario, se quejan por falta de material y un equipamiento deportivo impropio de una cantera de élite.

El Rayo tuvo el estadio abierto durante siete años sin pasar la ITE

El Rayo Vallecano no superó la Inspección Técnica de Edificios entre 2012 y 2019. Durante esa etapa en la que recibió una calificación desfavorable, el club permitió que cada dos domingos hasta 14.500 personas poblaran las gradas del estadio. La situación llegó a tal límite que hubo que cerrar la instalación después de que algunos aficionados denunciaran que la grada vibraba.

La reforma fue pagada por la Comunidad de Madrid, que desembolsó 1,2 millones de euros tras una disputa entre el club y el gobierno regional, dado que el Rayo Vallecano consideraba que no era una cuestión de mantenimiento sino estructural, por lo que era Sol quien debía hacer frente a los pagos.

La idea de mudarse a un nuevo estadio ya ha pasado a ser un nuevo episodio en el libro de los horrores en el que se ha convertido el Rayo Vallecano en los últimos años. Entre otras historias negras del rayismo también se encuentra la recontratación de Carlos Santiso como entrenador del femenino -pidió a su cuerpo técnico "hacer una como los de la Arandina"-, tener a canteranos en pisos sin pagar al arrendador, celebrar varias juntas de accionistas en nochevieja para evitar rendir cuentas ante los accionistas minoritarios o el fiasco del Rayo Oklahoma, la franquicia franjirroja que Raúl Martín Presa llevó a Estados Unidos y que cerró al año de nacer.

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