La Asociación de Deportes Olímpicos, más conocida como ADO, es la encargada de entregar las becas de las que dependen la mayoría de nuestros atletas para dedicarse en cuerpo y alma durante cuatro años a su disciplina. Es la mejor fórmula hasta la fecha en la historia del deporte español para conseguir logros en las grandes competiciones, como los Juegos Olímpicos, donde se ha experimentado una mejora notable tanto en medallas como en diplomas desde la creación de estas ayudas en 1987. Sin embargo, no son ingresos lo suficientemente altos como para vivir exclusivamente de ellas y, en caso de no conseguir los resultados deportivos esperados, nuestros deportistas corren el riego de verse obligados a dejar la competición ante la falta de recursos.
El rendimiento de los deportistas españoles durante estas semanas en París es clave para la consecución de estas ayudas porque muchos tienen puestas todas sus expectativas, por ejemplo, en las medallas y, en el caso de quedarse fuera del podio, la decepción es doble: por un lado, la deportiva —como es lógico— y por otro, la económica, porque si no consiguen la ansiada presea sus entrenamientos quedan en el aire y, por lo tanto, sus carreras pueden desaparecer de la noche a la mañana. Esta es la principal queja de los atletas cuando los resultados no acompañan y temen por su continuidad en el mundo del deporte.
El motivo para que estas derrotas se conviertan en auténticos traumas que los acompañarán el resto de sus vidas es que las 12.000 becas que ha otorgado el plan Ado no se adjudican entre aquellos que las solicitan sino, automáticamente, entre aquellos que consiguen los resultados necesarios. Dicho de otro modo, alguien que no consigue un oro puede ver si situación económica personal seriamente comprometida si contaba con ella y, si no logra ni el bronce, puede incluso tener que dejar de competir al necesitar un trabajo de 40 horas semanales con el que pagar sus gastos, por lo que no quedaría tiempo para dedicarse al entrenamiento de alta competición.
En concreto, un deportista que se queda sin su esperado oro, se queda sin ingresar 94.000 euros, aunque si consigue una plata, al menos puede quedarse con 48.000. El problema llega si no se hace si quiera con un bronce. En ese caso, el deportista que contaba con llevarse una presea, acaba con un agujero en la cuenta bancaria de 30.000 euros.
Por suerte, los modos de conseguir estas ayudas del Estado son dos: por un lado, haciendo medalla en los Juegos Olímpicos —por lo que se mantienen las cuantías íntegras—, y en caso de no lograr el plan 'A', cosechar resultados lo suficientemente competitivos como para hacer pensar en grandes logros a medio o corto plazo. En este segundo escenario, los deportistas españoles se tienen que situar entre los ocho mejores del año en el ránking, en los campeonatos de Europa o del Mundo. También se les otorga a aquellos que se clasifican para los Juegos Olímpicos, una oportunidad que se les presenta solo cada cuatro años.
El plan ADO, 32 años de éxitos deportivos
El Plan Ado se constituyó con la vista puesta en Barcelona '92, donde se consiguieron 22 medallas, el máximo con el que se ha conseguido hacer jamás una delegación española. Y se trata de una cifra astronómica si las comparamos con las 27 —solo 6 eran de oro— que había cosechado hasta entonces nuestro país en todos los Juegos Olímpicos anteriores. Desde 2004, el plan se amplió a los deportistas paralímpicos mediante el Plan ADOP, que tiene un funcionamiento similar.
¿Cuánto paga España por cada medalla olímpica?
Mientras que el COI no entrega ningún premio por ganar, el plan ADO tiene preparados 30.000 euros para cada medalla de bronce, como las que han ganado Fran Garrigós (judo -60 kg), Álvaro Martín (20 km marcha), Pau Echaniz (piragüismo eslalon - Kayak) y Enmanuel Reyes Pla (boxeo -92 kg); para las platas, como la de María Pérez (20 km marcha) y Carlos Alcaraz (tenis), 48.000; y otros 94.000 para los medallistas individuales que acaben como campeón olímpico.
Efectivamente, España ya ha conseguido un oro, el de Diego Botín y Florian Trittel (Vela), pero al ser el skiff una disciplina por parejas, solo recibirán la modesta cantidad de 75.000 euros por cabeza. En parejas, las platas valen 37.000 y los bronces 25.000 —felicidades a Bucsa y Sorribes—, pero si hablamos de equipos, las cantidades son más escasas todavía: 50.000 para cada oro, 29.000 para cada plata y 18.000 para cada bronce, con el que ni siquiera tendrán que realizar la declaración el año que viene al no llegar al mínimo.