El pasado sábado se celebró la asamblea de compromisarios del FC Barcelona. Como todas, si el equipo gana, no sirven de nada. Sólo en caso que el equipo vaya mal, hay alguna posibilidad de que puedan surgir problemas, pero, aún así, tampoco es lo habitual.
A dicha asamblea no acudió en calidad de ex presidente el señor Joan Laporta. Siendo la asamblea el acto institucional más importante del año, ¿cómo es posible que un señor que dice es tan del Barça y que está todo el día criticando a la directiva, no vaya, pida la palabra y diga lo que no para de decir vía Twiter, Facebook o, incluso, en ruedas de prensa? La respuesta es sencilla: no le importa el Barça, sólo se importa a sí mismo.
Si una persona quiere al club, lo vive, acude a los actos, se involucra, pero eso tiene un coste y un desgaste. Si Laporta verdaderamente quisiera solucionar los problemas del Barça, iría a las asambleas, trataría de buscar apoyos y defender sus ideas. Pero, no, es más cómodo esperar que la prensa venga a tu casa para pode decir lo que piensas que ir a la asamblea y solucionar los problemas.
Si uno tiene ganas de arreglar las cosas lo hace, si uno sólo tiene envidia de no poder estar en el cargo, sólo se dedica a llorar y buscar a la prensa para darle titulares.
