El 'pistard', de la clase C5, a punto de cumplir 19 años y con el brazo izquierdo amputado a la altura del codo, consiguió la séptima presea para España. Lo hizo además a lo 'grande', marcando un nuevo récord del mundo con 1:05.947, una marca que le colocó con serias expectativas de subir al podio, pero que le hacía esperar ya que restaban tres rivales más para salir, entre ellos Cundy, actual campeón del mundo y que corría ante su público.
Pero de todos ellos, sólo otro británico, Jon-Allan Butterworth, fue la gran amenaza, al quedarse a 38 centésimas de su tiempo. A renglón seguido, el chino Xinyang Liu metió menos miedo, posicionándose a casi dos segundos. Faltaba por oírse el último 'rugido' del espectacular Velódromo.
El público se prestaba a llevar en volandas a Cundy, primero nadador paralímpico y ahora ciclista, donde atesora hasta siete títulos mundiales, el último en esta modalidad en Los Angeles este año, donde Cabello había finalizado en la tercera posición.
Sin embargo, el cordobés había hecho bien su trabajo, metiendo presión con su gran registro y los nervios del británico hicieron el resto. Su ímpetu le hizo adelantarse un tanto en la salida, y la rueda trasera le derrapó, quedando frenado de inicio.
Inmediatamente, Cundy no aceleró y presentó una reclamación ante los jueces, mientras Cabello esperaba en el rodillo, saboreando al menos la plata. Tras una larga espera, el discurso del 'speaker' confirmando el oro del español, con el abucheo, de decepción, del entusiasta público del recinto, acabó con la espera. El británico, por su parte, maldecía y se marchaba con un monumental enfado, sin ningún premio.
El éxito del andaluz, el segundo del ciclismo en pista tras la plata de Clemente-Muñoz del jueves, dio brillo a una jornada llena de sombras en el Velódromo donde ni Juanjo Méndez, ni Maurice Eckhard ni Juan Emilio Gutiérrez pudieron clasificarse para sus respectivas finales de persecución.