Se completó el gran objetivo de la vuelta de LeBron James a Cleveland. El de Akron prometió ante los suyos dar a la 'Forest City' la primera NBA de su historia y eso fue lo que 'The Chosen One' logró en el Oracle Arena de Oakland, al vencer por 89-93 a los Warriors de Golden State en el séptimo y decisivo partido de las Finales.
James no sólo fue fiel a su palabra, sino que también reivindicó su condición de jugador más dominante de la liga en momentos peliagudos, demostrándolo en el duelo individual con un apagado Stephen Curry, MVP de la temporada que, sin embargo, no pudo revalidar su título coral.
La gran estrella de los Cavaliers, por su parte, volvió a tener una actuación individual monumental en todas las facetas del juego, firmando un colosal triple-doble de 27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias. Además, siempre estuvo presente en las acciones que definieron la recta final del partido, con el único fallo de un tiro desde la línea de personal.
Su tapón al escolta Andre Iguodala a falta de un minuto, estampa ya icónica, fue el que impidió que los Warriors se pusiesen por delante en el marcador cuando campeaba el 89-89. Luego, sería su fiel escudero, Kyrie Irving, el que ajusticiaría a los californianos con un triple que pasará a la posteridad a 53 segundos para el bocinazo.
La victoria permitió a LeBron conseguir su tercer título de la NBA en las seis Finales consecutivas que lleva disputadas (siete en total si contamos la que antes perdió en 2007), pero el primero con los Cavaliers, que dan a la ciudad de Cleveland su primer campeonato nacional dentro de un deporte profesional en los últimos 52 años. Además, los del Quicken Loans Arena se convierten en el primer equipo que gana unas series finales después de remontar una desventaja de 1-3.
Mientras, los Warriors, que consiguieron 73 victorias en la temporada regular (mejor marca en la historia de la NBA), protagonizaron un colapso tremebundo al no aprovechar tres 'match points' para llevarse el anillo. Los de Steve Kerr, que habían batido la marca de los Bulls de la 95-96, no pudieron contar con el mejor Curry en las Finales y terminaron también notando la ausencia por lesión de su pívot titular, el 'aussie' Andrew Bogut.
Aunque los de la Bahía de Oakland estuvieron siempre en el partido, en los últimos cinco minutos del cuarto periodo perdieron por completo la inspiración encestadora y sólo el ala-pívot Draymond Green, la gran figura del Game 7 para los excampeones (32 puntos, 15 rebotes y nueve asistencias), evitó que el envite se decidiese antes.
"¡Cleveland, va por vosotros!", gritó un LeBron James envuelto en lágrimas de emoción el recibir el galardón de Jugador Más Valioso de las Finales. Es, sin duda, su victoria más conmovedora. La NBA proclama de nuevo larga vida al rey.