Un cabezazo de Ramos a un minuto y medio del final del partido, cuando los blancos bombardeaban la portería de Courtois porque sabían que era sólo un gol (o nada menos que un gol, según como se mire) lo que necesitaban para seguir vivos en la Copa de Europa.
Ramos, que marcó dos también en semifinales, quizá el jugador madridista que más ansiaba la décima, fue el gran héroe blanco. En la grada atlética se hizo el silencio momentáneo. La imagen duele demasiado como para articular palabra. Como pasase en el 74, la decepción dio paso a un repaso en la continuación. Sus opciones estaban en los 90 minutos, y cerca estuvieron de lograrlo. El fútbol es cruel a veces y con el Atlético lo ha sido mucho.
Al igual que hace 40 años contra el Bayern, el fútbol fue cruel con el Atlético, que en el minuto 93 era campeón y en el 120 acabó goleado
La intensidad. Ha podido haber partidos mejores, finales mejores, pero es difícil pensar en una en la que la carga emocional fuese superior a lo que se vivió en Da Luz. Gritos, cánticos, sueños que vuelan y sueños rotos. Nervios en cantidades industriales, alegrías y llantos entre vecinos, amigos, gente que sabe que el lunes, en el bar va a sacar pecho o a bajar la cabeza. Pasear por la grada lisboeta era ver el llanto en todos lados, de pena, de alegría, daba lo mismo. Todo el mundo quería llorar.
Ha podido haber partidos mejores, finales mejores, pero es difícil pensar en una con la carga emocional de la vivida en Lisboa
Héroes. Ramos fue el primer héroe, y Bale también lo fue. Como en la Copa contra el Barcelona. El fichaje de los 100 millones, o los que quieran que fuesen, se rentabilizó en dos tantos que llevan al Madrid a la gloria. El equipo blanco logró en Lisboa su décima Copa de Europa. Nunca sufrió tanto para lograr el título. Nunca necesitó una prórroga. Nunca llegó al minuto 90 perdiendo el partido y terminó ganando. El ADN de los campeones tiene estas cosas, y no hay un equipo que pueda hablar de estos temas con más propiedad que el Real Madrid. En Lisboa, contra su rival local, destrozó corazones propios y ajenos. Era el día de la décima.
El ADN de los campeones tiene estas cosas, y no hay un equipo que pueda hablar de estos temas con más propiedad que el Real Madrid
Marcelo. Ya pasó en la Liga y se repitió en Lisboa. La entrada del lateral brasileño cambió el ritmo del equipo. No es que Coentrao estuviese mal, sería injusto decir eso, pero no es como el brasileño. La creatividad desde la banda, la capacidad de hacer cosas que otros no sabrían hacer, quizá porque no se les ocurren. Un jugador tan diferente, anárquico incluso, es importante para hacer daño un equipo tan organizado y cartesiano como el Atlético de Madrid. Y, como colofón, un gol.
Diego Costa fue finalmente titular, pero tuvo que ser sustituido en el minuto 9, lo cual condicionó los cambios de Simeone
La astracanada. Jugó Diego Costa y tuvo que ser sustituido en el minuto 9. Nada que no fuera previsible. Todo el vodevil de la doctor serbia y la placenta equina quedará como una boutade más que como un método científico. En el mejor de los casos sólo será la final lo que se pierda. En cuanto al resto de jugadores, los entrenadores se han dedicado la semana a ser trileros. Arda, que parecía que iba a estar, se fue a la grada, Pepe al banquillo. Cristiano y Benzema jugaron, pero no se hicieron de notar demasiado.
Simeone. Es evidente que el Cholo ha dotado a los atléticos de una fe que mueve montañas, una esperanza propia de los estoicos y de la literatura clásica. Sería, en cualquier caso, miope e injusto considerar que ese es el único cambio trascendental que Simeone ha ejercido en el equipo. Lo fundamental, lo futbolístico, también ha dado una vuelta. No es, tampoco parece que aspire a ello, un equipo bonito. Mecanizado, casi industrial, tiene el fútbol por un juego de errores más que de aciertos.
Casillas falló y las críticas se hubiesen desbordado de no ser por el testarazo de Ramos y la consiguiente prórroga
En Lisboa, sin embargo, el Cholo se perdió en un final agónico. No supo administrar las emociones tan a flor de pie. La queja viene por el tiempo de alargue, aunque es posible que fuese justo también eso, el Atlético había optado por correr el tiempo. En la prórroga, tras el golpe moral, no hubo color. Tanto que el partido terminó 4-1. En realidad el Madrid sólo puede reclamar como propios los últimos diez minutos del partido y la prórroga. Suficiente.
Casillas. Los hay con suerte en la vida, y es curioso que se diga esto en un día en el que un error del portero pudo costar al Madrid una Copa de Europa. Las críticas se hubiesen desbordado de no ser por el testarazo de Ramos y la consiguiente prórroga. Pero la final no pasará a la historia por eso sino por una nueva victoria de su equipo. Él, capitán, levantó la orejona. Es el capitán de la décima, su tercera copa de Europa y demás parabienes.
Carlo Ancelotti, que ya tiene tres Copas de Europa, es historia del Madrid y ha sabido adaptarse a un club dificilísimo
Illarramendi. La alineación del Madrid dejó otra lectura en el partido: la sentencia a Illarra. Khedira, tras una lesión de meses y con pocos minutos a sus espaldas, se hizo con el puesto en el partido más trascendente del año. Como mensaje no está corto. El Madrid tendrá que buscar, una vez más, un sustituto para Xabi Alonso al que se echó de menos. Su error contra el Bayern generó lo que ya se imaginaba, un equipo deshilvanado, al menos hasta los cambios de Marcelo e Isco.
Y, por último, Ancelotti. El entrenador italiano es historia del Madrid. Ha sabido adaptarse a un club dificilísimo, es un hombre con una mano izquierda célebre y genial para resolver conflictos. En muchas ocasiones no se han entendido sus decisiones futbolísticas. Ha fallado a veces incluso. Pero el producto final es irreprochable. El club quería la Liga de Campeones, el trofeo natural para el madridismo, y eso es lo que ha conseguido. Es su tercera Copa de Europa, algo tiene el agua cuando la bendicen, algo tendrá también Carletto.
- Ficha técnica:
4 - Real Madrid: Casillas; Carvajal, Ramos, Varane, Fabio Coentrao (Marcelo, m. 59); Modric, Khedira (Isco, m. 59), Di María; Bale, Benzema (Morata, m. 79) y Cristiano.
1 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis (Alderweireld, m. 82); Raúl García (Sosa, m. 66), Tiago, Gabi, Koke; Villa y Diego Costa (Adrián, m. 9).
Goles: 0-1, m. 36: Godín aprovecha con la cabeza un fallo en la salida de Iker Casillas. 1-1, m. 93: Sergio Ramos remata de cabeza un saque de esquina. 2-1, m. 110: Bale cabecea un rechace de Courtois tras una jugada de Di María. 3-1, m. 118: Marcelo, con un tiro cruzado. 4-1, m. 120: Cristiano, de penalti.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Raúl García (m. 27), Miranda (m. 52), Villa (m. 72), Juanfran (m. 74), Koke (m. 86) y Gabi (m. 99), por el Atlético de Madrid, y a Sergio Ramos (m. 27) y Khedira (m. 45), por el Real Madrid.
Incidencias: final de la Liga de Campeones disputada en el Estadio de La Luz de Lisboa ante 60.976 espectadores.