Con la primera edición de Gran Hermano en Telecinco, el reality llegó a España y, con él, la posibilidad de convertirse en famosete de la noche a la mañana. En famosete odioso, en más de una ocasión.

Acercarse a Toledo supone hacerlo a una ciudad que ofrece un poco de todo. Con el pequeño i10 de Hyundai, tan pronto podemos callejear por su histórico casco urbano como acercarnos a uno de los campos de golf referencia de la zona centro, Layos. Y allí, además de jugar, conviene disfrutar de otro de sus fuertes, la gastronomía.

Schwarzenberg también era central. Uno más tosco que Sergio Ramos, sí, pero también central. Y si hace 40 años, en Bruselas, fue el alemán del Bayern de Múnich el que destrozó los corazones de los atléticos, esta vez fue un sevillano quien, en Lisboa, igualó el 0-1 de Godín y condenó al Atlético a una prórroga en la que acabó goleado (4-1). El Real Madrid ya tiene su décima Copa de Europa, a costa de la primera del Atlético, con quien el fútbol volvió a ser muy cruel.

Los hijos de la desaparecida Carmina Ordóñez han conseguido lo que nadie se imaginaba, permanecer cuarenta años en el candelero sin ofrecer nada interesante al público. Son aburridos, previsibles, faltos de gracia, de empatía y de historias emocionantes. Y, claro, como no podía ser de otra forma, solo despiertan tristeza por donde pasan. ¿Qué les pasa a los hermanos Rivera?

Resulta inútil la discusión sobre si un músico debe expresar su postura ante la situación social y política del entorno en el que desarrolla su carrera. Son creadores, y los sentimientos que conforman cada una de sus canciones tienen la base de lo vivido y experimentado.