Hubo un tiempo en que parecía imposible que llegase el temido momento que ya ha llegado sin remisión: Messi y Cristiano, dos de los mejores jugadores de la historia del fútbol y que han protagonizado una rivalidad que será eterna, están en declive. Lo dicen los números, las sensaciones y la lógica. Este martes se enfrentarán en Champions en un Barça-Juve que solo merece la pena por volver a verlos otra vez frente a frente en un terreno de juego.
En condiciones normales este duelo por el primer puesto del grupo sería un partido bastante descafeinado, casi intrascendente, pero nada es así cuando ellos se enfrentan. Cualquier encuentro en que estos dos extraterrestres del balompié están sobre el terreno empequeñece al resto de partidos y resulta obligatorio de ver para los buenos aficionados. Otra vez su potencia, su regate, su carisma, su calidad juntas en el Camp Nou.
Hasta la hipérbole se enaniza ante ellos. Porque durante más de una década, al menos desde 2008 hasta 2019, dominaron el fútbol mundial. En ese tiempo el argentino acumuló seis balones de oro y el portugués sumó cinco. Metieron centenares de goles. Avasallaron a sus rivales. Ganaron todos los títulos posibles (cinco Champions para el 7 y cuatro para el 10, ahí es nada). Acapararon también las botas de oro. Llevaron a la cima a sus clubes. Hicieron cosas imposibles, pero ya no son los que fueron.
Lento pero imparable
No cabe duda de que aún son grandes jugadores y les quedan títulos por ganar y momentos estelares que legarnos, pero están en declive. Es lento pero imparable. Hoy no gobiernan el universo futbolístico. El uno apaga sus días en el Barça acaso de la peor forma posible si bien parece que aún intentará otra aventura con otros colores para reverdecer sus días de gloria. El otro sigue marcando goles como la apisonadora que es mientras intenta la ciclópea tarea de llevar a la Juve a lo más alto en Europa.
Casi todo son diferencias entre ellos y también entre sus acérrimos seguidores, cuyas disputas se agigantan en vez difuminarse con el paso del tiempo, pero uno y otro comparten (o deberían) la sensación de que ya no son los mejores
A estas alturas no entraremos aquí en el debate sobre cuál es mejor. Son dos monstruos que ya están en la historia de este deporte. Casi todo son diferencias entre ellos y también entre sus acérrimos seguidores, cuyas disputas se agigantan en vez difuminarse con el paso del tiempo, pero uno y otro comparten (o deberían compartir), seguramente a su pesar y aunque no lo admitan, la sensación de que ya no son los mejores.
Los años no pasan en balde para nadie en el deporte. Cristiano y Messi tienen 35 y 33 años, respectivamente. El Mundial de Qatar de 2022 se antoja como el broche final a sus esplendorosas carreras. Pese a que sus mentalidades ganadoras que tanto les han ayudado lo nieguen, su tiempo se agota. Lo dicen las estadísticas, que los ponen ante sus propios espejos.
La temporada pasada el astro argentino hizo 30 goles mientras el portugués llegó a 35. Antes marcaban entre 50 y 60 dianas en sus mejores años y no bajaban de los 40 en las temporadas 'mediocres'
La temporada pasada el astro argentino hizo 30 goles mientras el portugués llegó a 35. Son grandes números para cualquier otro delantero, pero no para ellos, que antes marcaban entre 50 y 60 dianas en sus mejores años y que no bajaban de los 40 en las temporadas mediocres. Sus números y su físico van a peor porque su poder futbolístico no podía durar para siempre.
Quizás lo más singular de estos dos futbolistas es cómo se han complementado y cómo han crecido gracias a su rivalidad infinita. El uno sin el otro no serían tan grandes. El de este martes en el Camp Nou será uno de sus últimos duelos, quizás incluso no haya otra ocasión de que compitan. Ya solo miden el tamaño de sus respectivos declives y el partido tiene un cierto sabor a final de época, es cierto, pero la verdad es que verlos enfrentados otra vez en el césped sigue siendo más apasionante que cualquier otro partido de fútbol.