Mourinho y Cristiano son portugueses, comparten el mismo representante –Jorge Mendes- y defienden idéntico escudo, el del Real Madrid, pero su relación es profesional antes que amistosa. Ninguno de ellos acostumbra a regalar elogios en público al otro. Mou no le da más importancia porque presume de títulos y se sabe reconocido por muchos como el mejor entrenador del mundo. El ego de Cristiano, en cambio, se retuerce bajo la alargada e invencible –de momento- sombra de Messi.
A la estrella argentina le llueven los premios individuales y, lo que más le duele a CR7, despierta la simpatía general de los aficionados de cualquier país. Entre otras poderosas razones porque el Barcelona, el entorno azulgrana y Pep Guardiola, su exentrenador, siempre le han defendido y alabado con entrega y total generosidad. Justo lo que el luso no encuentra ni en los despachos ni, sobre todo, en el banquillo del Bernabéu. Por eso el domingo se confesó "triste".
Cristiano sufre porque conoce la potencia amplificadora de cualquier declaración de Mourinho. Y lo más agradable que ha salido de la boca de su paisano entrenador son elogios de manual, basados en la estadística o en la cultura del esfuerzo que tanto le gusta a Mou. Ni una palabra relativa a la pretendida condición de mejor futbolista del planeta de CR7.
Mou: "El partido de Ronaldo que más me ha gustado es el segundo tiempo que hizo contra el Mallorca. Para mí, fue el mejor de todos. Ha trabajado como un animal para recuperar balones defensivamente"
Mou dio la cara por Cristiano cuando a su jugador le recriminaron falta de puntería en los saques de falta: "¿Tienes las estadísticas de otros jugadores fundamentales en otros equipos que en cinco años no hacen los goles que Cristiano consigue en un año?", respondió al periodista. "Lo comparo con delanteros centros de otros equipos españoles o no, internacionales, con títulos. Si lo comparas ya veras. Estás hablando del Bota de oro, el que marca más goles. Solo hay un chico que hace más porque juega en una liga del mundo por Estonia. Un análisis estadístico. ¡Dios mío, qué cosa!"
También la pasada temporada, antes del clásico de ida de cuartos de final de Copa frente al Barcelona, el entrenador luso habló bien de su futbolista. Pero lo hizo desde la óptica del músculo, no de la excelencia: “Que nadie toque a Cristiano. Es un jugador que ha jugado muchos partidos decisivos. Hemos ganado un título la temporada pasada con un gol suyo. Y aun así, el partido de Ronaldo que más me ha gustado es el segundo tiempo que hizo contra el Mallorca. Para mí, es el mejor de todos. Ha trabajado como un animal para recuperar balones defensivamente".
Alocuciones muy correctas, pero a años luz de las que gustaba pronunciar Guardiola sobre Messi prácticamente en cada rueda de prensa. Entre ellas, las siguientes muestras:
"Es el mejor, no hay otro. Es el mejor, soy afortunado de ser y haber sido entrenador de este jugador. Siempre podré decir que lo he entrenado”.
“Es un jugador único, por su talento innato y por su capacidad competitiva. El trono le pertenece a él y sólo él decidirá cuándo dejarlo".
“Mi admiración por él es insuperable, por su atrevimiento, su coraje. Es un ejemplo de competitividad, por cómo nos arrastra para ser mejores”.
"Es un jugador por encima de la norma. A su nivel no tan fino es superior a los demás, pero nos ha acostumbrado a todos tan bien que parece que no... A veces en vez de tres goles hace dos”.
"Nada de lo que hemos hecho podría haber sido sin él, y nada de lo que haga este club podrá ser al mismo nivel sin él. Estar al nivel que tiene este chico cada tres o cuatro días es impensable"
"Aunque no meta un gol más, Messi es indiscutible. La gente paga para verle a él, de los niños que se hacen del Barça la mayoría es por Leo básicamente"
Guardiola: "Messi es el mejor, no hay otro. Soy afortunado de ser y haber sido entrenador de este jugador, siempre podré decir que lo he entrenado. Es un jugador único, por su talento innato y por su capacidad competitiva. El trono le pertenece a él y sólo él decidirá cuándo dejarlo"
Tan exageradas alabanzas son impensables en Mourinho. Entre otras cosas, porque él ya avisó cuando aterrizó en Madrid: "Soy el entrenador del Real Madrid y Cristiano Ronaldo es mi jugador. En mis equipos, cuando ganamos, ganamos todos. Los grandes jugadores marcan la diferencia, porque son mejores, pero los equipos son el soporte de todo”.
Lo más que puede esperar Cristiano es que su entrenador le defienda, como antes hizo con Benzema, de los silbidos que el año pasado le propinó un sector de aficionados madridistas en el Bernabéu, precisamente por no celebrar el último gol ante del Granada (5-1). "Yo veo muy bien a Cristiano. Me parece mucho más relevante e importante que ha celebrado los goles con los que el equipo ha ganado el partido y no el quinto en el minuto 90. Ganamos gracias a los primeros y le vi celebrar la importancia de esos goles. Que no celebre el quinto en el minuto 90 cuando no es relevante ganar por cuatro o cinco es normal. Si se critica a un jugador por no celebrar un gol, que se me critique a mí porque no celebré ninguno de los cinco. Si había alguien enfadado, decid que era yo". ¿Repetirá un discurso similar Mourinho cuando le vuelvan a preguntar por qué CR7 no celebró el pasado domingo sus dos goles, curiosamente también ante el Granada?
Cristiano seguramente no espera gran cosa de su entrenador. Hace cinco meses, en una entrevista concedida a la televisión portuguesa TVI, dejó un par de citas referidas a Mourinho que hoy cobran incalculable sentido. "Todo gran entrenador debe triunfar en ligas diferentes y él lo consiguió. Muchos son considerados los mejores y no lo consiguieron hacer. Con los jugadores ocurre lo mismo", dijo. Y remató: “Nuestra relación es perfecta, pero [se vaya él o no] yo quiero continuar en el Real Madrid. Nunca me gusta ir detrás de nadie. Voy por mi valor, no por amistades". Y, según parece, por el cariño que percibe a su alrededor.