Otro duro golpe para el waterpolo femenino. Miki Oca, el seleccionador español durante estos últimos 15 años, ha anunciado este miércoles que dejará su cargo el próximo 31 de diciembre. La noticia marca el fin de una era dorada para el deporte acuático nacional, culminada con el flamante oro logrado este verano en París 2024.
En una emotiva carta enviada a la Agencia EFE, Miki Oca explicó que esta decisión responde a la necesidad de cerrar un ciclo tras años de dedicación absoluta. “Han sido quince temporadas llenas de experiencias y emociones hasta llegar a estos últimos Juegos Olímpicos. Tras vivir este período con entrega y pasión, siento que ha llegado el momento de parar”, escribió el técnico, que también recordó su paso por los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde conquistó el oro como jugador.
En sus palabras, Oca reflejó gratitud hacia todas las personas que lo han acompañado en este viaje: “Soy muy afortunado por haber podido vivir todas las experiencias que estos años nos han traído, tanto en lo personal como en lo profesional, con las jugadoras, los técnicos y los trabajadores de la federación. Con todos ellos he aprendido, compartido y crecido. Si tuviera que expresar con una sola palabra cómo me siento tras todo este recorrido, esta sería: GRACIAS”, expresó.
Miki Oca: un legado inigualable en el waterpolo
La trayectoria de Miki Oca como seleccionador nacional comenzó en 2010, tras suceder a Joan Jané. Desde entonces, se convirtió en el principal responsable de transformar al equipo femenino en una de las grandes potencias mundiales. Su primer gran logro llegó en 2011, cuando dirigió a la selección Sub20 que se coronó campeona mundial júnior. Este triunfo fue el inicio de un período de éxitos consecutivos contando el subcampeonato olímpico en Londres 2012, el campeonato mundial en Barcelona 2013 y también el campeonato europeo en Budapest 2014.
El técnico madrileño implementó una estructura de excelencia en las categorías juveniles que permitió un flujo constante de talento hacia la selección absoluta. Gracias a esta estrategia, el equipo logró mantenerse competitivo a lo largo de los años, acumulando un total de trece medallas entre campeonatos europeos, mundiales y olímpicos. Su éxito más reciente, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París, completó la denominada “triple corona” del waterpolo.
Miki Oca durante el tiempo muerto de un encuentro en los Juegos de París 2024 | EFE
Antes de destacar como entrenador, Miki Oca forjó una brillante carrera como jugador. Comenzó practicando natación junto a su hermano en Boadilla del Monte, pero pronto descubrió su pasión por el waterpolo. Su talento lo llevó a entrenar con Mariano García en el Centro de Tecnificación de la Federación Madrileña, donde compartió equipo con jugadores como Salva Gómez, Toto García o Jesús Rollán. Juntos, formaron parte de la selección juvenil campeona del Mundo en 1987.
Como jugador profesional, Miki Oca militó en varios clubes catalanes entre 1988 y 1997, destacando por su papel en el equipo nacional. Su momento culminante llegó en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde España logró el oro tras derrotar a Croacia en una histórica final. También terminó subcampeón en los Juegos de Barcelona 1992, consolidándose como uno de los grandes nombres del deporte.
El salto a los banquillos y el deseo del oro olímpico
Tras su retirada como jugador en 1997, Oca inició su carrera como entrenador en el Club Natación Ondarreta Alcorcón, el mismo club donde debutó como jugador. Allí dirigó al equipo femenino entre 2004 y 2006, logrando un hito histórico: ser el primer equipo no catalán en conquistar el doblete nacional de Liga y Copa. Posteriormente, pasó a dirigir al equipo masculino del club hasta que en 2010 asumió el cargo de seleccionador nacional femenino. Ahí, la historia empezó a cambiar.
Miki Oca ha sido el seleccionador femenino desde la temporada 2010 | EFE
En su rol como técnico de la selección, Miki Oca demostró su capacidad para construir equipos competitivos y cohesionados. Su visión estratégica y su liderazgo lo llevaron a convertirse en uno de los entrenadores más respetados a nivel internacional. Bajo su dirección, España logró alcanzar el éxito en el ámbito competitivo y se consolidó como referencia en formar nuevas generaciones.
La salida de Miki Oca deja un vacío difícil de llenar, pero también un legado que asegura un futuro prometedor para el waterpolo femenino español. Su trabajo en las categorías juveniles ha creado una base sólida que garantizará su continuidad. Además, el éxito en Francia reafirma que el equipo está en su mejor momento.
