Llegaba España a Qatar entre las dudas del novato y la alegría del que no tiene peso sobre sus hombros. Sin sitio para atracar en el puerto de los aspirantes por exceso de transatlánticos (Brasil, Francia, Argentina e Inglaterra), el navío de Luis Enrique tocó tierra en Doha con el traje de cordero hecho a medida. En cambio, fue echar a rodar el balón ante Costa Rica, y el borrego se transformó en lobo, pasando la afición española de ateos a conversos sin apenas pestañear.
Brilló todo, hasta los inventos de Luis Enrique como la inclusión de Rodri como central o la presencia de Dani Olmo en la punta del ataque. El primer gol del ariete egarense expulsó los miedos y destapó los anhelos de gloria.
Decía Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, que "los soñadores diurnos son peligrosos, porque viven su sueño con los ojos abiertos para hacerlo posible". En esas anda España, tratando de no caer en el limbo de los sueños nocturnos para poner los cimientos de la segunda estrella a plena luz del día.
El duelo de hoy ante Alemania es una prueba de fiabilidad para ambas escuadras. Los pupilos de Flick fracasaron con estrépito ante Japón en el primer envite mundialista. Tras una primera parte en la que solo cumplió con suficiencia los requerimientos futbolísticos que hay que exigirle a una selección de este calibre, los teutones naufragaron ante el ímpetu y la velocidad nipona, muy superior físicamente todo el encuentro.
De nada sirvió el gol de penalti de Gündogan, ya que tras la reanudación el panorama cambió por completo. Japón empezó a generar mucho peligro por los costados, afinando la puntería con cada acercamiento que tenía. Acabó empatando Doan en el minuto 75 tras remachar un despeje de Neuer, dejando que fuese Takuma Asano el que firmase con letras de oro la victoria de Japón a siete minutos del final.
Ni en sus peores pesadillas esperaba Alemania saltar al campo en el segundo partido con la obligación de ganar para seguir vivo en este Mundial de Qatar 2022. España, que ha dejado de temer enfrentarse a la mannschaft, pondrá en práctica el ideario táctico de Lucho, un mago de apariencia volátil, pero cuyos trucos parecen ser tan reales como las heridas de Cristo que Santo Tomás tuvo que tocar para cerciorarse de la resurrección.
Los once futbolistas alineados ante Costa Rica rozaron durante 90 minutos la matrícula de honor. Por eso, se puede entender que el seleccionador haya decidido repetir, hombre por hombre, el bloque del primer partido. El seleccionador solo ha hecho un cambio: Dani Carvajal, recuperado de su catarro, ocupará el carril derecho en detrimento de César Azpilicueta.