Parece que este Mundial de Qatar no va a tener ni un solo día sin polémica. La última y más importante la ha firmado Morgan Freeman. El actor afroamericano, conocido por su faceta activista y en favor de los derechos humanos, participó en la ceremonia de inauguración del Mundial para sorpresa de todos. El ganador del Óscar en 2005 por Million Dollar Baby apareció en el estadio Al Bayt de la ciudad de Jor.
Junto a Freeman estaba Ghanim al Muftah, un joven con Síndrome de Regresión Caudal (una rara enfermedad que le impide mover la parte inferior de la columna vertebral), conocido por su actividad en redes sociales bajo el late motiv de Nada es imposible.
El actor tomó la palabra delante de todo el estadio (uno no muy concurrido) y expresó cómo puede unirse la sociedad a través de un deporte tan mediático y trascendental como el fútbol. "Lo que nos une es más grande de lo que nos divide. Somos una gran tribu y la Tierra es nuestra tienda", apostilló Morgan.
"Juntos podemos hacer el llamado para que todos nos unan. Esta es una llamada al mundo entero. El fútbol une a personas y naciones. Hay un hilo común de esperanza y respeto. El fútbol expande el mundo, une a las naciones en su amor por este precioso juego. Lo que hace a las naciones estar juntos, hace estar juntas a las comunidades. Todos tenemos una historia de fútbol, y Qatar también", terminó el actor con el rostro visiblemente emocionado.
Un escenario que choca los ideales de Morgan Freeman
No han sido pocas las personas que han expresado su sorpresa por redes sociales tras ver a Morgan Freeman en la nombrada ceremonia. Sus numerosos discursos y acciones en favor de los derechos humanos y el activismo han quedado empañados por esta extraña (y bien pagada) aparición en el césped de Qatar. ¿Qué ha podido llevar a un hombre que encarnó a Mandela a dejarse comprar por el corrupto dinero de la nación árabe? La respuesta más fácil y evidente: el dinero.