Lo peor no es que ninguno de los incontables locutores y comentaristas fuesen incapaces de ver que el penalti a Diego Costa no existe. No lo vieron o, lo que es más grave, negaron la evidencia en la repetición instantánea e incluso, mas tranquilos, en el descanso.
Las imágenes, nítidas y en alta definición, muestran claramente cómo el delantero de España alarga la pierna hacia atrás y se deja caer sin que el defensa de Holanda le roce siquiera. Pues para Kiko, exjugador internacional del Atlético, fue "penalti clarísimo".
Y Manu Carreño, locutor, se empeñó en fabular durante el intermedio: "Diego Costa puede buscar el penalti, pero el defensa le engancha claramente". Mentira y gorda.
Con todo, lo más lamentable es el lío de voces diferentes, en muchas ocasiones superpuestas, que confunden al espectador. Además de Carreño y Kiko, hablaron Paco González, José Antonio Camacho y Juanma Castaño.
Con el creciente desastre español, las fanfarronadas se tornaron lamentos inconexos. Todos se quitaron la palabra para justificar la goleada de Holanda, en un concierto verbal insufrible, en el fondo y la forma, para el televidente.
Quien no dijo ni mu fue Sara Carbonero, también enviada especial por Mediaset a Brasil. Mejor para ella. Podrá presumir de no haber participado en otra tertulia televisiva de forofos futboleros.