El entrenador del Bayern Múnich, Pep Guardiola, recibió la tradicional ducha de cerveza de manos del jugador Jerome Boateng mientras sostenía en lo alto el trofeo de campeón de la Bundesliga.
Consciente de lo que sucedería, el español fue a celebrar el título sin la chaqueta del impecable traje con el que suele seguir los partidos desde el banquillo y aguantó estoicamente la ducha. Con la emoción y la cerveza, Guardiola no pudo evitar que se le cayera al suelo el pesado trofeo de once kilos la primera vez que lo sostenía. El técnico hizo así algo parecido, que no igual, a lo de Sergio Ramos con la Copa del Rey, cuando al central madridista se le cayó desde el autobús.
El capitán del club bávaro, Philipp Lahm, fue el encargado de levantarlo 46 días después de que el equipo se proclamase el campeón más veloz de la historia de la Bundesliga tras ganar al Hertha en Berlín. El presidente de la Liga Alemana, Reinhard Rauball, fue el responsable de entregar el preciado escudo plateado al 24 veces campeón de liga.
El Bayern cerró en casa la temporada con una victoria 1-0 ante el Stuttgart. Tras la celebración oficial en el estadio, el equipo se dirigirá hacia el centro de Múnich en un autobús abierto para celebrar desde el balcón del ayuntamiento el triunfo ante sus aficionados.